Perú: emporio taurino mundial donde crece sin cesar la tauromaquia. Cultura autóctona. 730 corridas al año en 280 plazas de toros.. Actividades aportan 500 millones de soles.
(Por: Pablo Gómez Debarbieri / Fotos: Juan Medrano Chavarría)
Nadie se pierde detalle en la impresionante plaza de Macusani, en Puno: 20.000 espectadores, a más de 4.200 metros de altitud.
A lo largo del 2019, la tauromaquia en el Perú mantuvo el auge y el crecimiento sostenido que ha experimentado desde hace más de 12 años. Muestra más que evidente de que forma parte de la cultura de millones de peruanos.
Para el citadino que reside en Lima o en ciudades costeras, la tauromaquia nacional se asocia con la Feria del Señor de los Milagros.
El error es explicable, pues la feria morada lleva ya 74 ediciones, se realiza en la plaza más antigua de América y, por lo tanto, es la que más aparece –sino la única– en la prensa generalista, escrita, televisiva o radial, a la que recurren los habitantes de las ciudades de la costa.
—Tauromaquia peruana—
Las cifras son apabullantes y suelen asombrar a quien las escucha por primera vez. En el 2019 se han superado los 730 festejos taurinos.
Existen más de 280 plazas firmes en otros tantos pueblos del interior del país; los pobladores suelen solicitar a las minas cercanas que les construyan cosos taurinos; es, por ejemplo, el caso de Las Bambas en Fuerabamba, la nueva ciudad para los comuneros.
Solo en Lima, hay ocho plazas de toros aparte de Acho y en varias de ellas se celebran festejos todas las semanas.
Hay alrededor de 80 ganaderías de lidia en el Perú. En los últimos años se formaron muchas en Ayacucho y Arequipa, entre otros varios departamentos; empezaron con becerras de las ganaderías peruanas más conocidas pero pronto importaron vacas y sementales de Colombia.
Pero lo más impresionante es que más de cuatro millones de peruanos asisten cada año a –por lo menos– un festejo taurino, en las fiestas patronales de los pueblos de la sierra; allí nadie aceptaría sus festividades sin corridas.
Todo ello mueve más de 500 millones de soles en aportes directos e indirectos a la economía de los pueblos donde se dan dichos festejos taurinos.
—Las ferias más destacadas—
Empecemos por Cajamarca, el departamento más taurino del Perú; allí se celebran más de 100 corridas cada año, aunque le siguen de cerca otras regiones. Chota y Cutervo, en junio; en Chota, actuaron Andrés y Fernando Roca Rey, Joaquín Galdós y los españoles Rafaelillo y El Fandi; en Cutervo lo hicieron los españoles Curro Díaz, Octavio Chacón y Gómez del Pilar, quienes lidiaron toros españoles de Montalvo y Castillejo de Huebra.
En julio, la feria de Lajas y en setiembre, Tacabamba; estos dos, distritos de Chota con enormes plazas. También en julio, Bambamarca y Celendín, donde toreó El Fandi.
En octubre, San Miguel, Santa Cruz y San Marcos; en todas, diestros españoles, franceses, venezolanos, portugueses, colombianos y mexicanos, alternando con peruanos.
En Ayacucho, en junio, Puquio; y en agosto, la de Coracora, en la que este año torearon Robleño, López Chávez, Octavio Chacón y el venezolano Colombo.
En Junín, el 4 de agosto en Palca, Juan Carlos Cubas, Joaquín Galdós y el francés Salenc; a pocos kilómetros, en Sicaya, los españoles Robleño y Oliva Soto con Alfonso de Lima. A los pocos días, en la pampa de Junín, a 4.150 metros de altitud, Cubas y el colombiano Salcedo lidiaron una corrida por el aniversario 195 de la batalla.
Huari, Áncash, en la plaza más grande del Perú, celebró su feria en octubre, con los españoles Torres Jerez. Paco Ramos y Oliva Soto, el venezolano Fabio Castañeda y los peruanos Vela y Cubas. En setiembre, la feria de Recuay con dos corridas y en octubre, la de Ticapampa; allí triunfó el mexicano El Zapata.
En Arequipa, en octubre, la feria de Viraco, una de las zonas con más ganaderías bravas. Actuaron los españoles Torres Jerez, Ramos y Lama de Góngora, el colombiano Cristóbal Pardo, el venezolano Orellana y el peruano Alfaro. Puno, este año ha bordeado las 100 corridas; fue el broche de las ferias importantes con dos festejos mixtos –incluyendo rejoneo– en Macusani, capital de Carabaya, en su enorme e impresionante plaza de toros.
TAUROMAQUIA A LA PERUANA
Su estructura social.
El Perú sigue siendo el emporio taurino mundial; en ningún otro país la tauromaquia crece como aquí. La clave es la estructura social que la sustenta y su relación intrínseca con la cultura rural de los Andes.
En España, la afición se queja de que unos pocos empresarios manejan los carteles a su antojo. En el Perú, las ferias las organizan comisiones de vecinos respetables elegidos por los municipios o personas notables del pueblo a los que se les llama mayordomos, alferados o capitanes de plaza, dependiendo de la zona. Invierten su propio capital y donan toros y los honorarios de los toreros.
Lo hacen solo por el reconocimiento social que logran con ello y disfrutan viendo felices a sus paisanos.
(Foto: Reconocimiento social a los alferados en Carabaya, Puno)