Entrevista a Joaquín Galdós Moreno, matador de toros peruano corneado gravemente en el muslo derecho, el domingo pasado.
En Bayona, Francia, el domingo 1 de setiembre, no remató con los aceros su buena faena al tercero; eso hizo que se jugara la vida al estoquear al sexto.
(Por: Pablo Gómez Debarbieri)
Galdós toreó con gusto y valor sus toros en Bayona, y cortó, al que lo cogió, la única oreja de la tarde. (Foto: Philippe Latour)
Joaquín Galdós (Lima, 23 años) recibió, el domingo pasado en la plaza francesa de Bayona, una grave cornada al volcarse a matar al sexto toro, un astifino santacoloma de La Quinta, al que cortó la única oreja de la tarde. Plaza de primera categoría en la provincia vascofrancesa de Labort, a pocos kilómetros de la frontera española, con capacidad para 10.800 espectadores, Bayona se caracteriza por el trapío de los astados que allí se lidian y por su relevancia dentro de la tauromaquia francesa.
La cornada tuvo tres trayectorias, de 30, 20 y 10 cm y le atravesó la pierna. No hubo daños vasculares, pero sí musculares. Conversamos con el joven torero peruano que viene recuperándose, a pesar de dos impresionantes costurones a ambos lados del muslo derecho.
—¿Cómo te sientes una semana después de la cornada?
Ahora en mi casa, muy bien. A pesar de lo bien que me trataron, los seis días en el hospital fueron un calvario, con comida insípida y sin poder dormir.
—Los santacolomas de La Quinta no fueron complicados en exceso, pero tampoco fáciles; no regalaron nada y tanto tú como tus compañeros Chacón y Román tuvieron que poner todo de su parte. El sexto te avisó varias veces; echó la cara arriba tras cada derechazo; anunciaba lo que sucedería al entrar con el estoque. ¿Cómo viste la corrida? Sí, tal cual lo dices. La corrida no fue buena. Ningún toro fue un criminal, pero los de La Quinta son muy complejos. Embisten a media altura, muchas veces se duermen en las embestidas y se ponen andarines. Es un encaste que cuando no se entrega, no mete la cara con clase, saca mayores complicaciones a lo largo de la faena y van de más a menos. El tercero fue muy bueno y lo toreé a gusto; si hubiera doblado pronto hubiese cortado una o dos orejas, pero fallé con el descabello.
—Por eso te tiraste a matar así al sexto, sabiendo que era necesario para triunfar.
Sí; el sexto fue diferente; avisaba, se metía para dentro, con sentido. Cuando cogí la espada, el toro tomó mucho aire y venía andando. Tuve que darle mucha distancia. Y claro, fue la suma de muchas cosas: pinché al toro que toree bien en Sevilla; el primero de ese día se me había ido por el descabello. Son momentos de arrebato; lo sabía, era consciente de que para asegurar el triunfo había que matarlo así y que la cornada era probable, pero no podía permitirme pincharlo. Por ello, la cogida no me ha afectado psicológicamente. Estuve muy bien con ese toro; me entregué desde el inicio de faena y los 15 o 20 muletazos que me regaló los aproveché; la gente disfrutó y estaba conmigo. Me cogió, que era lo esperable, y afortunadamente no hubo daños en la femoral o en la safena.
Mientras me llevaban a la enfermería estaba tranquilo. Veía que no sangraba tanto, a pesar de ser consciente de llevar, al menos, dos trayectorias extensas. Sentía que había tenido suerte, porque después de la cornada, al caer al piso, el toro me tomó por la chaquetilla y me lanzó al aire; podía haberme metido el pitón en el tórax o haber caído de cabeza, pero caí sentado. Por eso, dentro de todo, iba herido pero sentía que había hecho los deberes y estaba feliz. Me había entregado en una plaza muy importante; el año pasado, triunfar en Bayona me dio mucho y este año espero suceda lo mismo.
Dolorosa recuperación
—¿La cirugía y la recuperación fueron muy dolorosas?
Lo más doloroso fue en la enfermería, porque en las plazas francesas no operan, a menos que sea algo sumamente grave; te estabilizan y te envían al hospital. Estuve dos horas con la herida taponada, desde que recibí la cornada hasta que me anestesiaron al entrar al quirófano. La primera noche después de la operación tuve fuertes dolores, pero me inyectaron morfina. Luego controlaron el dolor con calmantes. Por suerte, la herida ha evolucionado bien; está seca y solo tengo un huequito en el dren que aún queda.
—¿Cómo será la rehabilitación para poder reaparecer? ¿Cuántas corridas perderás por la cornada?
Me han dicho que no debo quedarme en cama; debo caminar lentamente, ejercitándome, a pesar de estar aún con muletas. Todavía siento la pierna débil y agarrotada, pero hoy empiezo con una fisioterapeuta con experiencia en cornadas; recientemente trató a Román y López Simón. Haré todo lo posible para recuperarme en 15 días, pero aún no lo sé. Tengo heridas con una extensión total de 60 cm y quisiera estar al 100% para reaparecer. No quiero forzar las cosas, pero me gustaría poder torear el 21 y 22 de setiembre; el 21 en Majadahonda, Madrid, con Finito y El Cid; el 22 en Munera, Albacete, televisada en directo por Castilla La Mancha TV, con Curro Díaz y David Galván, con toros de Las Monjas. Luego, el 29, en Corella, Navarra, con toros de Victorino y santacolomas de Los Maños y el 6 de octubre en Las Rozas, Madrid.
Quisiera torearlas, porque he perdido cuatro corridas, pero para reaparecer tengo que estar en condiciones de poder triunfar.
—A recuperarse y tratar de torear lo antes posible. Muchas gracias.
Un saludo a los aficionados del Perú.
"Haré lo posible para reaparecer en 15 días, pero debo estar al 100% para ello y con capacidad de poder triunfar"
Al volcarse con el estoque, el sexto toro lo corneó en el muslo. (Foto: Cultoro)