Hizo faena perfecta por el pitón derecho al corrido 2°. Al 4°, que huía y repetía sin clase, lo aguantó y se embraguetó con él, despachándolos con medias estocadas de esas que matan. Hizo lo que no se atrevieron Silveti ni Román, que nunca le pisaron los terrenos a sus toros y dejaron ir triunfos de clamor; aunque al rubio valenciano no lo silenciaron por su faena insulsa al buen 6° ni le protestaron la oreja que paseó en el ocaso de la tarde…
(Textos y fotos de Juan Medrano Chavarría)
Aquel buen torero llamado Juan Carlos Cubas, de humildes hechuras, modesto, de poco hablar pero con seis puertas grandes en Acho, cumple esta temporada catorce años de alternativa y ostenta el rotulo de ser el torero peruano más importante que hace campaña en ruedos nacionales. Esta vez fue llamado por la empresa en su tercer año de gestión - a fuerza de sus méritos irrefutables- para cubrir un puesto en un cartel relativamente modesto.
Le franquearon la entrada y dada las circunstancias lo anunciaron con una buena corrida de toros. Antes había tomado la alternativa en el 2004 con reses de don Roberto Puga, con las que triunfó, y tras un corto período de ostracismo lo anunciaron en 2009, 2010 y 2011 con corridas colombianas encastadas. Como para no volver. Hasta el 2015, cuando la ecuatoriana CITOTUSA lo incluye en un cartel de consuelo junto a Urdiales y Luque ante toros españoles de La Quinta.
Juan es un torero que ha seguido la ruta ingrata que depara a los toreros que no tienen la piel clara, el cabello rubio ni el apellido europeo. Pero siempre ha estado allí, sin quejarse, soportando estoico el aburrimiento, la ingratitud, la mala leche de algunos indocumentados, y el poco saber y la supina ignorancia de los comités, a la espera de volver a demostrar la vigencia y verdad de su toreo. Y ayer, con una buena corrida de toros de don Aníbal Vásquez Nacarino, con sus acertijos y sus naturales problemas, el huancaíno descorchó el sabor de aquel toreo añejo que muy pocos toreros sienten y practican hoy en día.