Nuno y el joven Nicolás hicieron el toreo bueno y obsequiaron una inolvidable tarde de toros en Laraos, pueblo asentado en las alturas cordilleranas a 3,600 metros de altitud, en la provincia limeña de Huarochirí. Cuatro de cuatro embistieron y además del dominio y gran oficio del lusitano, y el buen concepto del prospecto trujillano, ambos estuvieron finísimos a la hora de la verdad, cortando ocho trofeos y saliendo en volandas en el ocaso de la tarde.
(Desde Laraos, Huarochirí, Lima, textos y fotos de Juan Medrano Chavarría)
Por el copioso valle de Santa Eulalia asciende la carretera que corona en las alturas de Laraos, antecedido, un par de kilómetros abajo, por el antiguo poblado de Carampoma y la impresionante hidroeléctrica de Huinco, que provee de energía eléctrica a la gran Lima. El paisaje es abrupto y cordillerano a través de dos horas de viaje por profundidades insondables, abismos y accidentes geográficos de gran fuerza telúrica, donde el poblador milenario, desafiando las inclemencias del tiempo, se asentó desde antiguo para fundar las comunidades altoandinas y sentar las bases de lo que fue aquel fenómeno denominado cultura peruana.