Huancavelica, en el centro del Perú, celebra en mayo la fiesta de las cruces y el Señor de Oropesa, en sus míticos barrios que resumen historia y leyenda. El domingo iniciaron los festejos en la bulliciosa plaza de toros del barrio San Cristóbal y prosiguen hasta el jueves. Hoy Cristóbal Pardo paseó una oreja de un toro de San Pedro y además se capearon veinticinco ejemplares de la región. Una verdadera maratón taurina en esta ciudad enclavada a casi 3,500 metros sobre el nivel del mar…
(Desde Huancavelica, textos y fotos de Juan Medrano Chavarría)
Desde tempranas horas de la mañana la gente pugna por hacerse un sitio en la plaza. Miles suben la empinada cuesta para entrar en el recinto que al rayar el mediodía es un hervidero de gente. Hay sólo tres toros de casta y dos espadas en el cartel, pero familiares y amigos del mayordomo le han donado casi treinta reses de la región para jugarlos de capa y muleta. Uno a uno son laceados y echados al albero para probar su bravura. Algunos se emplean, acometen con cierta raza y otros apenas pasan. Igual la gente se divierte y echa vivas al donante de turno...
No es costumbre ver morir al toro, menos castigarlo con la puya. De a pocos se introduce el rito y la gente acepta con reticencias. Hoy se lidiaron a estoque tres ejemplares de San Pedro y Salamanca, banderilleados y apenas picados, con poca fuerza pero que dieron cierto juego en la muleta. Cristóbal Pardo estoqueó el 1° y 3° y Sebastián Vela el 2°. Los jóvenes beben la sangre del bravo, en extraño rictus. Se lanzan al ruedo y pugnan por llevarse a la boca algo de la rica savia, en la creencia que adquirirán fuerza y poder como los cornúpetas… Aquí el reportaje gráfico.
El Paseíllo. Pardo lo hizo acompañado de dos novilleros de la región. El otro espada anunciado, Sebastián Vela, llegó retrasado...
El 1° de San Pedro, aunque muy justito de fuerzas, se dejó torear por ambos pitones...
El quehacer del colombiano tuvo contenido...
Expresándose sobre ambas manos, pero lo pinchó...
Su 2° tuvo más fuelle pero menos clase que el anterior...
Y le cortó una oreja.
Que los espontáneos, que son muchos en Huancavelica, lo disfrutaron disputándose la sangre de la res para beberla.
Vela lidió uno de Salamanca que mostró pocos arrestos...
Pero el torero se dejó ver, cruzándose mucho para provocarlo...
Logrando uno y otro muletazo a punta de tenacidad. Lástima que el bicho no le arreó a la hora de la verdad y se fue de vacío.