Juan de Castilla tomó la alternativa rayando a un gran nivel en una colaboradora aunque escasamente presentada corrida de Ernesto Gutiérrez. El valenciano y el limeño abandonaron en hombros La Macarena con dos y tres trofeos respectivamente.
(Gonzalo I. Bienvenida)
El torero peruano Andrés Roca Rey.
Enrique Ponce firmó una faena tan intensa como bella al segundo de la tarde. Brindó la faena al artista universal Fernando Botero. Un lazo más entre las artes, un vínculo que trasciende más allá del tiempo para recoger a intelectuales, artistas y toreros. Medellín se desbocaba en la ovación a sus ídolos. Y de la prodigiosa facilidad de Ponce brotaba una cadencia suprema. El toro de Ernesto Gutiérrez humillaba en el embroque para después salir desentendido en la segunda mitad del muletazo. El maestro de Chiva jugó con las alturas para no obligarle demasiado, aprovechando y potenciando el buen fondo. Se sucedieron entonces redondos eternos con el compás abierto, rítmicos molinetes y unos remates llenos de torería para culminar una faena importante premiada con el doble trofeo tras una gran estocada. Obra plena, llena de estética, únicamente afeada por la escasa presencia del toro de Ernesto Gutiérrez.
La presentación del cuarto puso la cara colorada a más de uno como aficionado. Con todo el respeto que merece la ganadería predilecta de las figuras en Colombia, el cuarto completó el bochorno. La faena fue un nuevo derroche de elegancia aunque al toro le faltó regularidad en la embestida. Ponce no cesó hasta que lo metió en el canasto. Entrega sin límites del de Ernesto Gutiérrez. Inteligencia suprema del valenciano que le dio sus tiempos aprovechando su bondad para cuajar otra interesante labor que malogró con los aceros. Éxito en su única comparecencia colombiana de la temporada.
El eco del triunfo de Roca Rey en la reapertura de Bogotá ha rebotado de una conversación a otra durante la última semana. Un runrún que se incrementó cuando Roca Rey, con su parsimonia a cuestas, recorría el radio del anillo para brindar su primer toro al público. No quiso perder el ambiente conseguido en Colombia y fundamentó la faena en el temple y la ligazón. La temperatura fue subiendo, como ha subido la calidad torera del peruano. Una tanda de entregados naturales y un arriesgado final por manoletinas redondearon una gran actuación. Cortó dos orejas.
Diplomático sustituyó al descoordinado quinto. El embajador de Perú en el universo del toro, lo recibió templado en el capote para, a continuación, iniciar una faena llena de emoción en los medios. Tras el pase cambiado y dos pases del desdén llegó el primer susto de la tarde: Un tropezón o una zancadilla del toro que le dejó a merced en la cara. El malva y oro desbaratado como resultado de la fuerte voltereta. Fruto también del porrazo fue una nueva muestra de su raza. Mimbre principal de este torero. Se metió en las cercanías de Diplomático para hacerle embestir. Faena de largo metraje, de asentadas plantas y de fe a prueba de bomba. Redondeó su marcador personal por arriba con otro trofeo.
La nueva promesa de Medellín se llama Juan de Castilla. La solemne ceremonia, como parte del rito que le convirtió en matador de toros con el toro Bolaefuego de Ernesto Gutiérrez. La buena condición del primero de la tarde propicio momentos de mucho acople por parte del torero paisa. Bolaefuego humilló sin demasiada transmisión pero con nobleza. Juan de Castilla trató con suavidad al toro sin exigirle para que aguantase la faena entera. Buscó la ligazón con varios circulares como remedio a la sosería de Bolaefuego. Medellín apoyó a su torero en una clamorosa vuelta al ruedo.
Cerró la tarde un toro de Ernesto Gutiérrez mejor presentado. De nuevo la sangre de los asistentes se heló en una espeluznante cogida en el quite por gaoneras del toricantano. Un vaquero a modo de cubre vergüenzas improvisado y un sentido brindis a su admirado paisano Fernando Botero como preludio de una faena aguerrida. El de Gutiérrez tenía una embestida desbordante. Juan de Castilla no se amilanó. Se creció ante la casta y supo hacer frente a la falta de recorrido propia de la bravura indómita de Santa Coloma. Su esfuerzo se vio recompensado con una oreja de ley.
Ficha:
Plaza de toros de La Macarena de Medellín. Sábado, 28 de enero. Segunda de la 26ª feria de La Macarena. Toros de Ernesto Gutiérrez,de vergonzosa presentación y de muy buen juego.
Enrique Ponce, de carmín y oro. Estocada en todo lo alto (dos orejas). En el cuarto, pinchazo, bajonazo y dos descabellos (ovación que recogió desde los medios).
Roca Rey, de malva y oro. Estocada entera (dos orejas). En el quinto, estocada arriba (oreja).
Juan de Castilla, de blanco y oro. Estocada algo caída en la suerte de recibir y dos descabellos. Aviso (vuelta al ruedo). En el sexto, estocada entera (oreja). Tomó la alternativa con el toro Bolaefuego de Ernesto Gutiérrez.