Hasta ese instante las cosas no habían funcionado, pero un torero de Toledo lo arregló todo con unas maneras poco usuales; gusto, temple, cabeza y mucha naturalidad. Conquistó Ticapampa, se llama Luis Gerpe, cortó la única oreja de la tarde y la gente quiere verlo de nuevo…
(Desde Ticapampa, Ancash, Juan Medrano Chavarría)
Tras el arrastre del último toro en Huari, desandamos aquella sinuosa ruta del Callejón de Conchucos, hollando Cátac y recalando en Ticapampa, otrora importante enclave minero donde se degustó por primera vez el pisco sour.
Diáfana mañana, con impresionante visibilidad y los eternos nevados de la Cordillera Blanca en todo su esplendor. Empero, hacia el mediodía el cielo se tornó gris y los truenos fueron el preludio de un fugaz pero intenso aguacero.
Los toros de Santiago Apóstol saltaron parejos y dos de cuatro tuvieron mejores condiciones para la lidia; el 1° suelto y brusco y el 3°, tras gran pelea en varas, optó por las tablas. Destacó el 4°, un jabonero de ascendencia colombiana que supuso un obsequio para las exquisitas maneras del ibérico Luis Gerpe.
Villafuerte abrió plaza con un ejemplar que tardó en enterarse que estaba allí para pelear. Suelto y medio dormido, anduvo buen rato rehuyendo los capotes y en la muleta pegando arreones. El del galo Marc Serrano tampoco se enceló con el percal y tras emplazarse decidió ir tras la muleta. Los primeros pases fueron templados y tras centrarse en los medios el animal sacó fondo y arreó a su aire, tomando el primer muletazo, protestando el segundo y apretando hacia el bulto. El torero insistió pero el de Santiago no rompió a mejor.
Téllez tampoco pudo arreglar la tarde porque el bicho se refugió en tablas tras acometer con genio al piquero. Vanos resultaron los esfuerzos del azteca por sacarlo de la querencia. Sólo pudo adornarse y mostrar al público la inoperancia de su enemigo. El 4° saltó con otros aires y muy fijo en las telas, metiendo la cabeza y haciendo por alcanzar los vuelos del capote de Gerpe, que condujo con maestría los arrestos del animal, llevándolo muy toreado y asido a las bambas. El encontrarle la distancia fue fundamental para lograr la acometida, tocándolo en corto, muy despacio y sin dejarse enganchar. Así fluyó el toreo, en muletazos más por el lado derecho, con mando y bella composición estética. Dejó una buena estocada y pasaportó con un solo golpe de descabello, paseando una oreja que fue poco premio para la pequeña gran obra que nos obsequió el español.
Ficha. Jueves día 13 de octubre de 2016. Primer festejo de la feria en honor a la Virgen del Pilar. Reses de Santiago Apóstol, justos de presentación y juego. Freddy Villafuerte (Azul Eléctrico y Oro) Media estocada desprendida, pinchazo, tres cuartos de estocada contraria, pinchazo, división de opiniones tras dos avisos. Marc Serrano (Primera Comunión y Oro) Pinchazo, tres cuartos de estocada contraria, descabello, saludos. Israel Téllez (Celeste y Oro) Estocada entera delanterilla, cinco golpes de descabello, pitos tras dos avisos. Luis Gerpe (Carmín y Oro) Estocada entera ligeramente contraria, descabello, oreja.
El paseíllo inicio a la hora señalada, con cuatro espadas de alternativa a la cabeza de las cuadrillas.
El 1°, para Freddy Villafuerte, tuvo escasos arrestos...
Y casi nulas condiciones para hacer el el toreo bueno.
El de Marc Serrano no dijo nada de salida, pero por su movilidad, predecía algún fondo. Y se lo dedicó a Freddy Villafuerte.
Y efectivamente tiró pa'lante, aunque apretando mucho para los adentros...
Con oficio, Serrano resolvió, adornándose con sucesivos molinetes, muy del gusto del espectador.
El de Téllez apenas pasaba, y se emplazó...
En tablas y fue imposible sacarlo de su querencia. El torero apeló al toreo de recursos y estuvo muy en torero con él.
Cuando saltó este ejemplar, de sangre colombiana, el run run fue muy fuerte...
Y es que un joven español que debutaba por estas tierras, traía cosas buenas y clásicas en sus trastos...
Y con una naturalidad poco usual, se echó a torear, en redondo, mandando...
con temple y despaciosidad superiores...
Cortando una oreja de quilates. De hecho y sin dudas, lo más grato de la tarde.