En el verde al altiplano, a más de 4,000 metros de altitud, don Hipólito Chacón hace realidad sus sueños ganaderos
(Abraham Ccallo / Edición: Juan Medrano)
Es oriundo de Macusani, Carabaya, amante de la vida campestre y de los toros bravos. Desde siempre soñó con ser ganadero de bravo y de a pocos lo ha conseguido. Con esfuerzo y perseverancia ha logrado una finca en la localidad de Nuñoa, sector Muñapata y Viluyo, al norte de su tierra natal, donde nos recibe con la afabilidad propia de las gentes de aquellas frías estancias...
Porqué Santa Isidora?
Era el nombre de mi madre y le dedicamos la ganadería en honor al gran esfuerzo que hizo para tenernos a su lado a pesar de quedarse sola; trabajó en el comercio de la fibra de alpaca que por aquellos años era un buen negocio. La divisa lleva los colores rojo, crema y verde.
Hicieron gran inversión, vacas y sementales colombianos…
Adquirimos alrededor de 80 vientres de procedencia San Esteban de Ovejas y El Paraíso, más 3 sementales de don Jerónimo Pimentel. Contamos con unas 1,200 hectáreas y estamos contentos porque a pesar de la gran altitud el ganado logró adaptarse sin problemas.
Planes para el futuro…
Soñamos con lidiar en las principales plazas del Perú; esperemos sea muy pronto, pero para esto seguiremos trabajando con dedicación y humildad. De momento estamos dotando de instalaciones apropiadas a la finca para recibir como se merece a los visitantes.
Vacas y sus rastras...
De pelos diversos, resaltando jaboneros y colorados...
En variopinto paisaje...
Entre la vegetación dominada por el ichu...
Donde luce majestuoso este semental del Paraíso, de típico pelo café con leche...
Y don Hipólito Chacón, propietario de la vacada Santa Isidora.