Gustavo Zúñiga firmó en Santa Cruz una faena para el recuerdo. Un toraco imposible acabó domeñado por la poderosa muleta del diestro caleño, que marró a espadas un triunfo cantado. Torres Jerez rayó a gran altura con el 5° y lo de Morenito de Canta también pudo ser. Hoy cayó el telón con una corrida de San Simón que careció de bravura pero sobrada de mansedumbre y peligro. Torres Jerez se alzó con el escapulario de la feria y Zúñiga con el trofeo a la mejor faena.
(Desde Santa Cruz, Cajamarca, textos y fotos de Juan Medrano Chavarría. Especial para Perú Toros y revista Fiesta Brava)
La de ayer en Santa Cruz fue una tarde para cultores de la fiesta brava. La corrida no funcionó por el mal estilo de las reses, que arrollaban sabiendo lo que dejaban atrás. El 5° fue el lunar por su gran fondo y la calidad que mostró por el pitón derecho. Ante este nada halagüeño panorama, el destino de la tarde estaba en manos de los de luces. Y hubo un torero que descolló entre los tres por su valor y cabeza para descifrar el enigma y ofrecernos la grandeza del toreo en dos faenas,- especialmente la primera-, rebosantes de afición y honestidad, ante un manso que a inicios estuvo a punto de apoderarse de la situación. Gustavo le buscó los lados y con cuatro sensacionales doblones lo desengañó y de allí tiró del morlaco por el lado derecho en muletazos pletóricos de mando. El 4° fue un cornalón descompuesto y bruto cuya virtud fue la movilidad. A este lo lanceó, banderilleó y muleteó con la técnica y el pasmo de los elegidos. Su fallo a espadas en ambos toros le privó del triunfo pero su estela de torero bueno será recordada durante mucho tiempo por los aficionados de esta ciudad.