El peruano corta una oreja del sexto y da una vuelta al ruedo en el tercero.
(Fuente: aplausos.es)
Francisco José Espada se presentaba en Sevilla y lo hizo frente a un novillo noble que le regaló muchas embestidas. La faena del madrileño, a la que le faltó alma y ligazón, no caló en los tendidos. Mató de una estocada y saludó una ovación. El madrileño perdió una oreja tras emborronar con los aceros una faena maciza, con poso y cuajo al cuarto. Recibió al novillo muy bien con el capote, templado, jugando bien los brazos. La faena, toda en el centro del ruedo, estuvo presidida por un notable pulso y limpieza. Ni una vez le tocó el engaño. Embistió con importancia y fondo el de Guadaira y Espada se lo sacó en una labor compacta que se quedó en una fuerte ovación.