La revista Caretas eligió a Roca Rey por su arrolladora temporada 2015. Como guerrero invencible, se recuperó de cornadas impresionantes como aquellas de Madrid o la de Toledo, donde se fracturó la mano, y de la que se repuso en menos de diez días para tomar la alternativa en la plaza francesa de Nimes, teniendo como padrino a Enrique Ponce. Vino a Lima y se llevó el codiciado Escapulario de Oro del Señor de los Milagros, trofeo que un peruano no ganaba desde 1997.
(Texto: Jaime de Rivero / Foto: Laure Crespy)
La revista Caretas de Perú hizo públicos los nombres de los ganadores del Premio a la Resistencia 2015, que otorga a quienes han destacado por dar pelea en la cultura, el deporte, la justicia, la empresa y la ciencia, nadando contra la corriente en el Perú. La resistencia se expresa también en la capacidad de defender la verdad frente a las cacerías mediáticas que no descansan hasta imponerse por encima del sentido común, como es la que viene sufriendo la tauromaquia por la intolerancia e la ignorancia de nuestros tiempos. Son todos valores que Caretas celebra y reconoce. Por ello, uno de los elegidos fue el matador de toros Andrés Roca Rey por su arrolladora temporada 2015.
Con 19 años y un brillante porvenir, Andrés Roca Rey ha logrado en el 2015, tantos triunfos como ningún otro torero peruano lo ha hecho antes. Como novillero abrió la puerta grande de Madrid, la plaza más importante del mundo, después de 66 años que lo hiciera su compatriota Raúl Acha “Rovira”. Dias después, salió a hombros de la Real Maestranza de Sevilla, estuvo cumbre en Pamplona y triunfó rotundamente en Bilbao. Las plazas más serias y emblemáticas de la madre patria. Se impuso también en cuanta plaza se presentó en España, Francia y América, lidiando toda clase de toros. Todo en una sola temporada, en la que no se cansó de dar golpes sobre la mesa, aniquilando al resto de novilleros hispanos.
Como guerrero invencible, se recuperó de cornadas impresionantes como aquellas de Madrid o la de Toledo, donde se fracturó la mano, y de la que se repuso en menos de diez días para tomar la alternativa en la plaza francesa de Nimes, teniendo como padrino a Enrique Ponce. Vino a Lima y se llevó el codiciado Escapulario de Oro del Señor de los Milagros, trofeo que un peruano no ganaba desde 1997.
Sin haber terminado el colegio, Andrés Roca Rey viajó solo a España para trabajar por un sueño que acogió desde muy niño y que se forjó en la admiración hacia su hermano mayor, el matador Fernando Roca Rey: convertirse en figura del toreo. Y por divina justicia, tenía que ser un familiar de aquel notable taurino del siglo pasado, José Antonio “Tuco” Roca Rey, quien aspire a ese envidiable privilegio. Pero el camino es largo y la marcha no se detiene para este “gallo de pelea“.