Se lidiaron toros colombianos bien presentados de Guachicono y Juan Bernardo Caicedo en la impresionante plaza de toros de Tacabamba. Cristóbal Pardo y David Galán salieron a hombros y a Serafín Marín le negaron lo que por derecho propio se lo había ganado con su toreo de calidad.
(Desde Tacabamba, Cajamarca, textos y fotos de Juan Medrano Chavarría, especial para Perú Toros y revista Fiesta Brava)
Otra de las impresionantes plazas del norte peruano es la que se levanta en una prominente loma del cálido distrito de Tacabamba, valle de frutales donde el sol resplandece durante todo el año y ubicado a poco menos de dos horas de la provincia de Chota, en la región Cajamarca.
No tuvimos la dicha de volver a esta bendita tierra desde los tiempos de don Jeiner Julón, que cuando alcalde tuvo el acierto de erigir las estructuras de este gran coso proyectado para más de 15,000 personas. Ayer volvimos a transitar aquella polvorienta carretera que trepando las alturas chotanas nos lleva a Conchán y de allí desciende sinuosamente hasta el caluroso valle donde se asienta la ciudad. Es mediodía y la procesión del Señor de la Misericordia recorre el perímetro del parque, mientras la gente se agolpa en los alrededores de la municipalidad en pos de entradas para la corrida.
El cartel anuncia toros de don Juan Bernardo Caicedo y Guachicono, que dicen, son una pájara. En la plaza la gente se impacienta porque a la hora señalada no hay paseíllo y sí caballos y marinera. A las cuatro en punto de la tarde y con tres cuarto de entrada, se abre el portón de cuadrillas y aparecen los toreros; hacen cruces en la arena y se desean suerte. Cristóbal Pardo va de concha y vino en terciopelo y azabache, el catalán Serafín Marín de Lila y Oro y David Galán de perla con remates en azabache.
El 1° del caldense Pardo muestra inoperancia en el capote, arrolla, prueba, mide y sale suelto sin ningún atisbo de toreabilidad. Tras el castigo en varas saca fondo y va palante con nervio y transmisión. El viento molesta mucho y el torero receta muletazos de aliño tratando en todo momento de domeñar. El 4° tampoco fue claro, no molestó y su falta de raza le restó importancia a la faena, que solo alzó vuelo cuando el colombiano trastabilló al salir de matar y fue golpeado en el rostro por la pala del pitón. Enrabietado volvió a la cara del animal y tras el clamor de la gente cayeron los trofeos.
Serafín pechó con el lote menos propicio. El 1° apenas pasaba y el 5° un marmolillo grandullón que de salida mostró pereza para embestir. Que no era pereza ni sosería, pues estaba atacado de kilos, moviéndose sin ritmo ni claridad. En ambos el catalán estuvo por encima de los morlacos y hasta tuvo la entereza para aprovechar con temple y gusto lo escaso bueno que traían, llevándolos siempre muy toreados y cosidos a su poderosa muleta. Y por cosas de la vida, o de la supina ignorancia del señor que hizo de usía allá arriba, su labor no fue premiada en la justa medida de la calidad de su quehacer.
En cambio David Galán fue el efecto en detrimento de la sustancia. Buen manejo del capote en el 3°, saludando con una larga cambiada y estéticos parones que nos hicieron prever cosas mayores. El toro repetía y tenía un extraordinario recorrido. Derechazos muy por fuera y sin entrega fueron el preludio de un pinchazo y una estocada caída que le valieron los trofeos. Amén que el toro se fue sin historia. El 6° tuvo impresionante cara pero menos casta que un eral. Se paró desde la salida y por allí no hubo nada bueno que reseñar.
Ficha. Plaza de toros de Tacabamba. Feria en honor al Señor de la Misericordia. Reses de Guachicono 1°,2° y 6°, descastadas; y Juan Bernardo Caicedo 3°, 4° y 5°, de mejor juego.
Cristóbal Pardo, pinchazo y estocada desprendida, palmas. Estocada caída, dos orejas. Serafín Marín, estocada desprendida, descabello, palmas. Estocada entera, vuelta al ruedo. David Galán, estocada baja con derrame, dos orejas. Dos pinchazos y estocada delantera, silencio.
El paseíllo inició a las 4 de la tarde con algunos claros en sol mediada la corrida los claros desaparecieron y la plaza se llenó hasta las banderas.
Cristóbal Pardo abrió plaza con este toro de Guachicono que no se empleó en el capote pero en la muleta fue a más...
En cambio su segundo enemigo fue soso y sin transmisión...
Pero le echó mano tras entrar a matar.
Serafín Marín y su maestría con el capote...
Pergeñando los mejores muletazos de la tarde al 5°, que se vino a menos tras el tercio de varas. El juez no supo valorar su concepto ni su arte.
David Galán y este gran toro de Juan Bernardo Caicedo...
Al que no supo torear...
Y mató, expresándose con mucho histrionismo.