Callejón y El Fabi triunfaron ante una corrida de Checayani y Rural Alianza que les complicó la vida a los toreros. Esta vez no hubo cornadas graves, pero sí achuchones y encontrones a la gente de a pie...
(Desde Rosaspata, Puno, textos y fotos de Juan Medrano Chavarría, especial para Perú Toros y revista Fiesta Brava)
La antigua nación Aymara, aquella que la leyenda señala como la entraña que parió a los hombres que fundaron el gran imperio del Tahuantinsuyo, pervive hasta hoy en el altiplano de Perú y Bolivia, con su idioma, costumbres y tradiciones. Uno de esos pueblos de raza indómita ubicado muy cerca al gran Lago Titicaca es Rosaspata, donde en agosto de cada temporada las tropas de sikuris soplan al viento sus melodías ancestrales y la gente juega con la muerte que anida en las astas de los toros bravos que saltan al ruedo humano en honor a la mamacha Asunta…
La procesión de la sagrada imagen de la Virgen de la Asunción es un laberinto de sentimientos donde la fe y el fervor predominan a la par con la algarabía y el jolgorio. La multitud rebasa el atrio del templo con sus impresionantes torres tejidas en barro y piedra, en tanto el cuadrilátero de la plaza es literalmente tomada por los grupos de morenadas, caporales y tropas de sikuris que desfilan con sus coloridas vestimentas. Es 22 de agosto, día central de la virgen y a pocos metros de la plaza decenas de hombres preparan el llamado canchón México Chico donde al día siguiente saltarán los toros de Checayani y Rural Alianza para la corrida que regalarán los Mistis Toreros al pueblo.
Llegado el día y a la hora señalada los mistis toreros ingresan al canchón cada cual con sus cuadrillas de toreros contratados; van en bullicioso y colorido cortejo saludando a la gente que se apretuja tras el cerco de palos. Otros, que son decenas, van delante de las precarias vallas y esperarán desafiantes la salida del toro; y si éste les alcanza, será indudable señal de prosperidad económica y bienestar…
Los oferentes regalan el espectáculo cada cual sus posibilidades económicas, pero de hecho trasciende la competencia por presentar al torero de mejor cartel. El dinero no es problema; generalmente los mistis son prominentes empresarios que han hecho fortuna en la vecina Bolivia y retornan para agradecer a la virgen por la prosperidad lograda.
Uno de los programas, -porque curiosamente los mistis no confeccionan afiches taurinos-, anuncia a José Miguel Callejón y Alfonso de Lima, con toros de Checayani; y el otro misti a Fabián Pareja El Fabi, que estoqueará dos ejemplares de Rural Alianza. La presencia del rejoneador español con su trío de caballos toreros es todo un suceso. Sus evoluciones especialmente a lomos de Sangao generan aplausos y al colocar con eficacia el rejón de muerte a su segundo enemigo, que fue colaborador, llega la apoteosis y el torero pasea un rabo que generosamente le ha brindado la misti torero. El lote de Alfonso de Lima no fue generoso para su toreo y el diestro marchó tras pasear una oreja. En cambio El Fabi, torero de Chalhuanca acostumbrado a estos menesteres, se acomodó con el de Rural, le tuvo paciencia y templándose primero él, dibujó muletazos con la mano derecha que supieron a mucho por la poca clase del bicho. El otro alianza tuvo movilidad pero anduvo descarrilado y no le permitió torearlo; empero, ambos rodaron fulminados por la espada del recio torero nacional.
Es tarde y pegamos la vuelta a Juliaca. Cae la lluvia y el frío arrecia. Estamos a casi cuatro mil metros de altitud y desde la minivan que nos retorna las motas de ichu semejan montones de bultos negros en la oscuridad de las pampas altiplánicas. Fue una jornada de mucho miedo, aún sin torear…
De salida los toros arrean a la gente. Cuando ello se da es señal de buena suerte...
Callejón a lomos de Halcón. El 5° le embistió y tras matar certero triunfó.
Alfonso de Lima no tuvo una buena tarde. Los toros le salieron a contraestilo y apenas se dejó ver de capote...
Y el 6° tuvo una extraña embestida, frenándose e incierto...
Paseando una oreja del 2°.
El 1° del Fabi predecía nada...
Pero lo supo esperar con determinación, robándole muletazos al rajado de Rural...
Y así le llegó el triunfo.