El novillero peruano corta una oreja a cada uno de sus oponentes tras una tarde donde demostró inteligencia, temple, técnica y corazón. El cartel lo completaron Tomás Ángulo y David de Miranda.
(El Mundo)
Roca Rey a hombros por la Puerta Grande de Las Ventas
Forjado en las sabias manos de José Antonio Campuzano el peruano Andrés Roca Rey sorprendió y logró el sueño, la meta, la gloria, la salida izado en hombros por la Puerta Grande de Madrid. Con un palizón encima, un triunfo logrado a ley, con la determinación de quien quiere abrirse camino a toda costa. Dos orejas como dos soles. Un triunfo legítimo, a corazón abierto. Pureza, compromiso, verdad, empaque, templanza. Ni una sola renuncia en toda la tarde, ni un paso atrás. Hacia la calle de Alcalá salió en triunfo, agarrado a una bandera de su país, abrochado al desgarro de uno y mil sueños por cumplir. Y uno, el de la Puerta Grande de Madrid, se cumplió ayer, que no se abría para un torero peruano desde hace 66 años (Daniel Acha "Rovira").
Una oreja le cortó Roca Rey al primero de su lote tras una exhibición de corazón y concepto. Puso todo de su parte frente a un novillo exigente por la personalidad y el carácter que sacó. Buenas las dos primeras series, corriendo bien la mano. Y ajustado y bien plantado en la parte final, donde pagó con una voltereta su dominio frente al astado. Cortó una oreja, recompensa a su determinación y su pureza.
La llave de la Puerta Grande la trajo un sobrero de José María López. Una ruleta rusa. Salió cara. El animal tuvo la nobleza suficiente para que Roca Rey pudiera desplegar un toreo de empaque y asentamientos mientras se pudo. Y de inteligente valor después. Dos volteretas sufrió, seguro que alguna le hirió. No importó. La raza de torero afloró y el peruano se echó la muleta a la izquierda para lograr una tanda excelente. Cuadró. Tumbó al toro de una estocada corta. Asomó otro pañuelo. Puerta Grande. La Gloria. Perú tiene torero. De dinastía, por cierto.
Buen cartel y buena novillada sobre el papel. Encierro de La Ventana de El Puerto, rama Aldenueva-Raboso de la familia de Lorenzo Fraile. No fue buena. Fue seria, pero sin romper hacia adelante. El que más lo hizo fue el cuarto, por nobleza mas que por fondo.
El extremeño Tomás Angulo se jugó el tipo frente al deslucido primero, utrero con genio que midió cada arrancada. Esfuerzo del joven torero que fue volteado aparatosamente y tumbó a su oponente de una estocada entrando derecho. Con el cuarto, más noble y manejable, Angulo se mostró templado, con sereno clasicismo y buen gusto. Faltó intensidad al trasteo, quizás por el escaso carburante del animal. Grata impresión.
Se presentaba en Las Ventas el onubense David de Miranda, precedido de crédito como novel valeroso y a la antigua usanza. Al desclasado primero de su lote le superó en pundonor, tras una labor de más disposición que brillo en la que destacó un ajustado quite por gaoneras. No tuvo posibilidades de éxito frente al quinto, un novillo deslucido que fue protestado por falta de fuerza.
FICHA DEL FESTEJO:
Monumental de Las Ventas. Domingo, 19 de abril. Un tercio de entrada. Novillos de La Ventana del Puerto, de buena presentación y dispar conducta. Se prestó el 4º que tuvo nobleza pero careció de empuje; resultó exigente el 3º y desarrollaron aspereza y genio el 1º y 2º. El 6º, un sobrero de José María López, fue noble y tuvo movilidad.
Tomás Ángulo, de azul marino y oro: Buena estocada (ovación). En el cuarto, estocada desprendida (Vuelta al ruedo tras petición).
David de Miranda, de azul añil y oro: Estocada desprendida (ovación). En el quinto, pinchazo y estocada caida (silencio).
Roca Rey, de celeste y oro: Estocada desprendida (oreja); En el sexto, estocada corta (oreja).
PARTE MÉDICO
Roca Rey fue tratado de tres heridas por asta de toro. La primera, de cinco centímetros de profundidad, en la cara posterior del muslo derecho. Otra en el tercio superior de la cara externa de la pierna izquierda de tres centímetros y un desgarro en escroto y pene.
Pa´lante siempre Andrés Roca Rey