Mientras en Ecuador y Colombia la fiesta tambalea, en Perú crece y se expande; pero de qué manera…? No más toros malcomidos, esmirriados y enclenques, que no inspiran sino lástima. No más periodismo taurino servil ni obsecuente. No más aduladores gratuitos. No más jueces ni directores de cambio de suerte venales. Hagamos grande y fuerte la fiesta desde sus propias entrañas. La tauromaquia es sagrada porque hay un ser que se juega la vida allá abajo por sus ideales. El resto es eufemismo…
(Juan Medrano Chavarría)
Plaza de Toros de Ambato, Ecuador, donde un juez prevaricador dispuso la prohibición del ingreso a menores de 16 años, a escasos tres días de la iniciación de la feria taurina…
La feria del Señor de los Milagros nos dejó un sabor agridulce. Que la empresa tuvo escaso tiempo para organizarla, sí, pero hay aspectos puntuales que deben corregirse, como la calidad y presentación del ganado; falencia que contribuyó a mermar la popularidad de CITOTUSA en su primer año al frente de la organización de una de las ferias más postineras de la América taurina.
Cierto es también que hay nombres de toreros que deben renovarse, porque viniendo con el caché de figura algunos –que no son pocos-, no dan la talla y apenas sudan el traje. El asunto es sencillo: van arropados por alguna casa poderosa que consigue acartelarlos en las grandes ferias con ganado a modo y más posibilidades de triunfo. Así, las cosas ruedan y aparecen como imprescindibles en tal o cual feria importante. Posteriormente las otras figuras los pide o imponen para acartelarse en América… Sino, preguntémonos a qué casa pertenecen toreros como Padilla, El Fandi, Ferrera, Talavante o Luque, entre otros, que repiten cada temporada en Acho a pesar de no justificarse…?
Cualquier buen aficionado limeño sabe que otra hubiera sido la historia de muchos toros si es que Diego Urdiales hubiera hecho el paseíllo en Acho por lo menos una tarde. Podríamos citar algunos otros nombres de toreros honestos que se juegan la vida en todas las plazas y que bien valdría la pena incluirlos en la feria de Lima, en reemplazo de los que aparentemente están abonados y llegan y se marchan inéditos cada temporada.
El gran Juan Mora, pedazo de torero congelado durante casi diez años por las mafias que mandan en el toro, es una gran carta para nuestra feria. Imaginémonos un cartel junto a Ponce y Manzanares o al lado del incomparable torero de la Puebla del Río…?
Vivimos tiempos duros, con ataques animalistas de todos lados y políticos oportunistas que se montan al coche para despotricar de lo que no saben ni entienden. Es menester fortalecer la fiesta desde adentro, devolviéndole su pureza y autenticidad; en ello radica su consistencia para resistir los embates abolicionistas; con la presencia del Toro Toro, que sea tal y lo parezca, que cuando salte a la plaza su sola presencia infunda respeto, con un valiente allí dando la cara y jugándose la vida de verdad; sino, recordemos las lecciones de valor y torería de Fandiño, Abellán, Perera y Adame en la reciente feria, donde patentaron su categoría de auténticas figuras del toreo y verdaderos gonfaloneros de la profesión más hermosa que existe sobre la faz de la tierra.
No más aduladores gratuitos. No más jueces ni directores de cambio de suerte venales. Hagamos grande y fuerte la fiesta desde sus propias entrañas. La tauromaquia es sagrada porque hay un ser que se juega la vida allá abajo por sus ideales. El resto es eufemismo.
Así está la fiesta en Ecuador (Ambato, 16 febrero 2015).