El torero de Beziers firmó dos faenas pletóricas en tarde de efemérides. Escribano también saboreó la miel. Bravos y enclasados los toros de Mirafuente y Vista Hermosa, con una respetuosa y entendida afición, que disfrutó de dos buenas tardes de toros y distinguió en equidad a los toreros.
(Desde Ambato, Ecuador, textos y fotos de Juan Medrano Chavarría, especial para Perú Toros y revista Fiesta Brava)
San Juan Bautista de Ambato es el nombre de pila de esta hermosa ciudad enclavada en la parte central del hermano país del Ecuador, al pie del volcán Tungurahua y a unos 2,500 metros sobre el nivel del mar. En febrero se celebra la fiesta de las Frutas, las Flores y el Pan; y bajo la advocación de la sagrada imagen de Nuestra Señora de la Merced, la gran feria taurina en la monumental plaza de toros del antiguo barrio Cashapamba.
Tras la muerte súbita de Quito y la entronización de Riobamba como la primera plaza ecuatoriana, retornamos para reencontrarnos con la calidez de los ambateños. CITOTUSA había montado dos carteles extraordinarios con figuras españolas, tres toreros ecuatorianos y ganado íntegramente nacional. La primera tarde amagó la lluvia pero los vientos disiparon los nubarrones. Saltaron reses bien presentadas de Mirafuente, encaste Domecq – Torrestrella, faltos de raza y con las fuerzas justas, destacando por su nobleza y calidad el corrido 5°, Desdichado, y el 6° por humillado y enrazado.
El andaluz Manuel Escribano estuvo en lo suyo, que es la entrega y el pundonor. La suerte le empezó a sonreír cuando recibió hincado a su primer oponente. Traza con pinceles cuatro buenos lances a la verónica y aunque con prisa, banderillea y mete en el talego a la gente. El morito se raja y arropado se resiste a embestir. El 5° luce apocado de fuerzas y le cuesta mucho ir pa’lante; luego va a más con una virtud: humillar con nobleza metiendo la cepa de los pitones. El rubio torero aprovecha la calentura de la gente y le pega tres trallazos de rodillas. Lo obliga mucho y tras algunas series de uno en uno con histrionismo, estalla la plaza. Coge la espada pero un sector pide el perdón y otro la estocada. Escribano se apaña con los del perdón al estilo de los pueblos y aparece el pañuelo naranja…
El ambateño Juan Francisco Hinojosa sucumbió ante las complicaciones del 3° y también ante la bondad del 6°, que aunque rajadito, arreaba con clase y temperamento cuando se lo proponía y le planteaban las cosas en serio. Divagó y naufragó en el mar de las dudas y le guardaron vivo al primero de sus oponentes. Su paisano el rejoneador Arturo de la Fuente se mostró con mucha actitud, pero el reacio no se enceló e indiferente a sus cabalgaduras. Cortó una oreja por la efectividad de su rejón. El mexicano Adame, con su natural poderío y sapiencia, sometió y entendió a plenitud al 4°, que arreaba sin entregarse. Los muletazos a tirones tuvieron mérito porque fueron de planta firme y sin enmendar. Con el 7° salió a por todas; quitó por vistosas zapopinas y se entregó al límite; mas, las cartas estaban echadas: el toraco se apagó y terminó pasando apenas la jurisdicción del torero.
Domingo día 15 de febrero 2015. Plaza de Toros de Ambato. Tarde nublada con poco más de media plaza de entrada. Resultado Artístico. Arturo de la Fuente, rejón trasero, oreja. Manuel Escribano (Berenjena y Oro)Estocada caída, saludos. Rabo y dos orejas simbólicas. Juan Francisco Hinojosa (Gris perla y Oro) Tres avisos. Seis pinchazos, estocada, palmas tras aviso y aplausos al toro en el arrastre. Joselito Adame (Obispo y Oro) Estocada baja, palmas. Seis pinchazos, palmas tras aviso.
Incidencias. Gran puyazo de Cristóbal Guerra al corrido 2°, aplaudido, y ovación para el veterano maestro Hernán Tapia, que picó con categoría al lidiado 6°.
El siguiente día amaneció nublado y a lo lejos la densa niebla nos privó de admirar la majestuosidad del Tungurahua. Con el transcurrir de las horas los rayos solares iluminaron el ambiente y a las tres de la tarde el sol brillaba en lo alto mientras en la plaza la gente bullía de expectación. Tres cuartos de aforo con un inmejorable cartel: Sebastián Castella, de salmón y oro; Diego Urdiales, de Turquesa y oro, y el joven ecuatoriano José Antonio Bustamante, de primera comunión y oro, -confeccionado en Trujillo del Perú-, que tomaba la alternativa.
La corrida de Vista Hermosa,-encaste Jandilla español-, que por las señas indefectiblemente tuvo que haber pasado por la barbería o el quemador-, saltó con romana y hechuras propias de su encaste; y la mayoría, cuatro de seis, dieron extraordinario juego. En honor a la verdad, nunca en una corrida vimos ejemplares que conjugaran raza con calidad en el embestir; o eso que en argot taurino se denomina transmitir y humillar, a más que cada ejemplar acudió al caballo y soportó el castigo de los varilargueros. A leguas de nuestra querida plaza de Acho, donde a los toros de cierta ganadería nacional no se les pica pero se les premia…
Tras el preámbulo de rigor, el joven José Antonio Bustamante se abrió de capa pero el de la ceremonia no se encela en las bambas, toma un puyazo y añora la dehesa. Urdiales le dedica unas palabras, le cede los trastos y la muerte del negro que aguarda en tablas. El principiante va a por él pero el bicho rehúye la pelea. Esa es la constante; voluntad y actitud de sólo una de las partes. La estocada no envaina en el sitio pero sí efectiva y cae el primer trofeo de la tarde. El 6° tuvo magníficas hechuras a más de armonía, peleó bravamente en el caballo, tuvo son, codicia, pero pedía ligazón y toques firmes, en tanto su lidiador le cortaba los viajes y se echaba la muleta para sí. El epílogo para este buen toro no fue de honores, y a pesar de lo avanzado de la tarde muchos lo aplaudieron cuando los caballos lo arrastraron al destasadero.
El buen Diego Urdiales llegó y se fue dejando su impronta de gran torero. Su lote le fue esquivo pero en el 2° nos emocionó con un par de mecidas verónicas, puro temple y sentimiento. Cual cazador fue tras su presa para obligarlo a tomar la muleta y cuando lo tuvo a merced dibujó derechazos al aire del animal. El 4° resultó sabiondo y peligroso; tras los embroques volteaba buscando las zapatillas para coger. Estuvo digno y fue tanta su honestidad que el público ambateño –que sabe y valora-, lo percibió y obligó a saludar una calurosa ovación desde el tercio.
Castella vivió una tarde de ensueño y esplendor. Ensueño porque tuvo entre manos dos toros soñados, de aquellos extraordinarios que humillan y repiten; y esplendor por la felicidad de sentirse torero y valorado por el público, que se entregó a la rotundidad de su tauromaquia. El torero sonrió, como pocas veces, y se le vio feliz de verdad. Cuajó a dos toros saliéndose de los acostumbrados parámetros de verticalidad y valor impertérrito, pilares de su tauromaquia, para embeberse de desmayo y regusto; y toreó tan lento que las manecillas de los relojes parecían detenerse cuando aquellos sentidos muletazos que dibujó sin solución de continuidad en la arena ambateña.
El resultado fue la explosión de júbilo. Tanto que aquel pasodoble de altavoz sonó más melodioso que nunca, en conjunción con el respetuoso silencio de los graderíos y el sentimiento que desgranaba el torero francés en cada serie de muletazos rayando la perfección.
Torero, torero, torero…!!!
Lunes día 16 de febrero 2015. Plaza de Toros de Ambato. Tarde soleadísima con tres cuartos de entrada. Resultado Artístico. Diego Urdiales (Turquesa y Oro) Estocada delanterilla y descabello, gran ovación. Pinchazo en lo alto, palmas. Sebastián Castella (Salmón y Oro) Pinchazo, estocada delantera y caída, oreja. Estocada desprendida, dos orejas. José Antonio Bustamante (Primera Comunión y Oro) Estocada tendida y desprendida, oreja. Dos pinchazos, estocada tendida y trasera, palmas.
Incidencias. El banderillero Juan de la Cruz saludó una ovación tras clavar un buen par al corrido 2°.
El rejoneador ecuatoriano Arturo de la Fuente abrió plaza con este discreto ejemplar de Mirafuente.
Escribano encandiló con los rehiletes...
Pero tocó la gloria con Desdichado, a la postre indultado.
El local Hinojosa tuvo una tarde para el olvido. Escuchó los tres avisos...
Además de pasar apuros.
Adame, a pesar de la buena faena al 4°, tampoco remontó por su falta de eficacia con la espada.
Y Escribano fue el único triunfador de la tarde.
Al día siguiente el ecuatoriano José Antonio Bustamante se doctoró como matador de toros. Diego Urdiales le cedió los trastos.
El toricantano lució voluntad y actitud y paseó un trofeo de este enclasado ejemplar de Vista Hermosa.
El gran Diego Urdiales sorteó un lote infumable...
Pero como es común en él, estuvo a la altura y fue largamente ovacionado por el buen público ambateño.
Castella sí que puso de acuerdo a todos, entendidos y no entendidos.Aquí, el mando en grado superlativo...
Y el temple, con la cintura rota y el trazo largo del muletazo...
Gran actuación que le valió la puerta grande y los trofeos absolutos de la feria de Ambato.
Muy grato disfrutar los toros junto a nuestros amigos cruceños Hugo Peralta, Nelson Rojas y César Calderón, que viajaron hasta tierras ambateñas para reseñar estos dos cartelazos.