En busca de una oportunidad...
(Miguel Pardo)
Lejos están los tiempos cuando maletillas cargados de un hatillo, soñaban con llevarse un trocito de pan a la boca, sin medios en los bolsillos y recorriendo largos caminos en busca de la oportunidad de poder dar un capotazo y matar el gusanillo del toreo.
Ahora otros vientos corren en el mundo del toro. Jóvenes toreros necesitan tener la oportunidad de mostrar cuanto arte y romanticismo traen junto a esa ilusión de ser toreros, abrir las puertas y sumar esfuerzos para el surgimiento de nuevos novilleros debe ser una tarea inaplazable para los sindicatos de toreros, ganaderos, empresarios y aficionados.
En el Perú, la temporada pasada se han realizado escasos concursos, llegaron desde niños, adolescentes y jóvenes en busca de una oportunidad de torear y calificar a la final de cada certamen, demostrando un buen nivel ante el variado juego de los ejemplares.
Tenemos una larga fila de jóvenes que aspiran ser toreros, no le neguemos la oportunidad de serlo, nos jactamos de celebrar cada año más de 600 festejos y de tener un gran número de ganaderías de bravo que pueden albergar nuevas promesas del toreo nacional.
En contraste a nuestra realidad, en otras partes del mundo taurino se han creado escuelas taurinas, en donde los maletillas son aceptados luego de riguroso examen como si postularan a un centro superior de estudios, luego allí se busca perfeccionar un prototipo de torero, como Juli, Morante o el que guste, se crean calcomanías y aprenden a dar pases.
Hay cosas que no se pueden enseñar: El torero se siente, se interpreta y se transmite.
Jóvenes en busca de hacer realidad el sueño de ser toreros
