Roca Rey, con novillo vivo y sin cortar orejas, triunfador de una tarde manizaleña donde faltó la casta.
(Guillermo Rodríguez - 05 Enero 2015)
Don Fernando Domecq , "Zalduendo", vendida a los mexicanos, me dijo un día que la importancia de una corrida se mide por los finales pues toro que no remate en alto al final de la faena no merece la pena.
Pues eso ocurrió con "Rincón Santo" al abrirse este lunes la feria de los 60 años, la de las número 1 con una novillada de preciosa estampa, sin tacha, bellos, con trapío, unos de caña corta, armados de pitones, con perchas de respeto "para colgar sombreros "vueltiaos" de los finos de Tushin, en Córdoba....Pero vació, huecos de casta, con muchos problemas, a menos, desencantaron, se abrigaron en tablas, iban cortando, perdieron fuelle. Eran merengues aparentemente apetitosos que se deshicieron en gotas de agua. Incoloros, desaboríos.
Pero no todo es oscuro en la corrida. Tres cuartos de entrada de la parroquia manizaleña, animosa, alegre, respetuosa, que protestó lo que creyó y aplaudió lo que entendió. Ah, y un gran torero, espigado, de nacionalidad peruana que se llama Roca Rey y que apunta para figura con una tauromaquia solvente, con un valor sereno, con una estética que le nace de las lisuras limeñas que cantó su paisana Chabuca. Tiene porte, mando y torería, variedad y sentido de la lidia, atesora esos encantos que ilusionan en una América que desde César Rincón no goza con un torero en la cumbre. Los novillos como el primero, se cruzaban, el segundo venia dormido pero no se sabía si iba al cuerpo o al engaño. Le tocaron tres avisos del segundo pero esa ovación al deshacer el paseillo le compensa la tristeza. Hay guardián en la heredad y "habemus torero". Es de Lima y se llama Roca Rey.
Manrique Rivera tiene la formación estética de las bellas líneas toreras del padre, Pepe. Torea poco pero lo que hace lo describe bien. Tras el capote en sus dos, se deslucieron, se apagaron y no tuvo mimbre para hacer el cesto. Va en el buen camino. Llegó apaleado de Cartagena pero vestido de luces recobró ese antiguo espíritu de los héroes que van a la batalla. Enhorabuena por él.
El soñador Sánchez Mejia tiene una acusada personalidad, lleva en sus genes su "aquel" y el día que aflore ese esa rebeldía que acompañó a su coterráneo Gonzalo Arango nos hará vivir tardes de gloria. Se le fue vivo el primero. Mucho es menester corregir...
Borja Jiménez es un lobo de mar pero en tarde de novillos opacos no luce su aquilatada toreria. Ya le veremos en Medellín.
De nada sirve la estampa sino hay grandeza en la casta y la bravura.
El ganadero Diego Echeverry y ese señorazo que es Diego Pineda tienen tarea por delante para revisar libros y enmendar el yerro...
Qué alegría más grande contar con un novillero para mostrar al mundo, el limeño Roca Rey..