Se jugó el tipo y nos recordó que el toreo es grandeza. Mansa, descastada, con peligro e impresentable para Acho la corrida de Salento, que no embistió; topó, gañafoneó y sacó guasa para coger.
Una corrida de toros fuera de tipo y remendada saltó ayer a la arena de Acho, de un hierro sin listón e irrelevante historia. En principio sonaron pitos y matracas, pero conforme saltaban uno a uno y no había más, la gente tragó y entonces nos embarcamos en el velero de la emoción; prisas, arrebatos, angustias, miedos y pasmos por las ponzoñosas miradas de los toros, que escarbaban y lo pensaban midiendo, antes de arrear para coger sobre seguro a los que se ponían delante.