Los toreros estuvieron finos con los aceros y por allí llegó la apoteosis. Se lidiaron ejemplares de tres ganaderías que tuvieron movilidad para voltear en contrario, más no para encelarse con los trastos…
(Desde San Antón, Puno, textos y fotos de Juan Medrano Ch. Especial para Perú Toros)
El cielo estuvo encapotado pero no descargó. Solo un temporal de fuertes vientos con garúa ligera se llevó los techos de calamina de algunas viviendas y en la plaza de palos arrasó con mantones y toldos. Mediada la corrida llegó la calma y el buen tiempo y entre toro y toro disfrutamos de las tradiciones lugareñas, en una tarde donde las reses acometieron no para embestir los trastos, sino para huir embebidos en su mansedumbre.