Hizo faena para el recuerdo a un toro de El Manzanal en Huamachuco. Fue aclamado triunfador de la feria en una tarde donde en una sola faena nos regaló un auténtico compendio de la escuela mexicana del toreo.
(Desde Huamachuco, textos y fotos de Juan Medrano Chavarría, especial para Perú Toros y revista Fiesta Brava)
La corrida fue un grotesco salpicado, inadecuado para esta plaza donde hemos visto saltar encierros bien presentados. El de Centinela 1° un eral, el de Los Cesares 2° terciadísimo con el agravante de peligroso, el de Apóstol 6° mejor presentado y los tres del Manzanal 3°,4° y 5° en toro pero mermados por las inclemencias de la larga travesía desde el país cafetero. Con sus defectos, estos tres últimos dieron juego con más o menos clase propiciando momentos de gran torería con el mexicano Leopoldo Casasola como el protagonista de la tarde.
El torero de Texcoco rayó a gran altura con un toro de El Manzanal corrido 4°, que tuvo nobleza y bondad por el pitón derecho. Su actuación con este burel tuvo estructura de principio a fin. Primero con el capote, llevándolo toreado y enseñándole a embestir. En la muleta el inicio fue con señorío, en doblones rodilla en tierra inmensos y majestuosos, con mando y personalidad. Los muletazos llegaron por el pitón derecho sentidos y profundos, cargados de clasicismo y sabor añejo. Los trincherazos y manoletinas bordaron la obra y el contundente estoconazo cargado sobre el toro coronaron una labor que perdurará en el tiempo y en las retinas de los buenos aficionados huamachuquinos. Las orejas cayeron una a una tras fuerte petición de la plaza y el torero las paseó entre vítores, ovaciones, con auténtica emoción de torero bueno.
Alfonso de Lima lidió contra un lote que no fue de su agrado y también contra sus propios fantasmas. El de Los Cesares pronto sacó peligro y abreviando lo despachó. Al del Manzanal en principio le tuvo fe y se esmeró en torearlo con su natural casta, aguantándole los parones y haciéndole pasar por el pitón izquierdo. Conforme transcurría la lidia orientábase el animal y las cosas se ponían al rojo para el torero. Fue a por la espada y pasó la marimorena para despacharlo. El Monteño sorteó el lote que más embistió. Con el 3° pegó un par de verónicas para carteles de toros pero en la muleta hizo patente su escaso rodaje. Al 6°, justito de raza pero noble, le trazó sentidos derechazos hasta donde le duró el fuelle al toro. En ambos acertó con el acero y por esa vía logró la puerta grande y el trofeo a la mejor faena de la feria.
Ficha. Plaza de Toros de Huamachuco. Martes día 19 de agosto 2014. Tarde soleada, tres cuartos de aforo.
Leopoldo Casasola (Celeste y Oro) Estocada delantera y desprendida, cuatro descabellos, división de opiniones. Estocada en todo lo alto, dos orejas.
Anfonso de Lima (Tabaco y Oro) Pinchazo y estocada delantera, palmas. Pinchazo, estocada delantera, descabellos, media estocada, división tras dos avisos.
El Monteño (Grozella y Oro) Estocada delantera y caída, oreja. Estocada entera, oreja.
Premios de la feria en honor a la Virgen de la Alta Gracia:
Triunfador: Leopoldo Casasola
Mejor Faena: “El Monteño“
Mejor Ganadería: El Manzanal de Colombia
Mejor Picador: César Caro
Mejor Banderillero: Manuel Esparza “El Caballo”.
Leopoldo Casasola nos regaló faena para el recuerdo. La sinfonía inició de capote...
Doblándose enorme con esa torería heredada de las grandes figuras mexicanas. Tal vez del gran Silverio...
La faena derechista fue sentida y profunda...
Perfumada con trincherazos panenses...
Y coronada con este soberbio volapiés entregando la femoral...
Para cobrar las dos orejas que lo catapultaron al podio del triunfo en Huamachuco.
Alfonso de Lima y su clásica garra...
Y una firmeza que asombra. Su lote no estuvo acorde a sus maneras y pinchó.
El Monteño exhibió muy buenas maneras con el capote...
Y con la muleta tuvo buenos momentos por el pitón derecho...
Cobrando trofeos y la simpatía del público.
Los banderilleros junto a El Caballo, que obtuvo el premio al mejor banderillero.
Casasola y El Monteño a hombros al caer la tarde.