La gente la emprendió contra la empresa en otra tarde para el olvido en Acho. Las figuras sin el toro por delante no pueden ser figuras; y Pablo Hermoso, con apenas material, dio magisterio en Acho; el próximo domingo vuelve a presentarse el Centauro navarro junto a Enrique Ponce e Iván Fandiño.
El toro es la piedra angular de la fiesta. Sin él nada tiene importancia y la tarde de ayer en Acho pasará al desván de la historia signada por el fiasco ganadero que supuso una corrida remendada, anovillada y huérfana de virtudes; solo la extraordinaria categoría del rejoneador navarro Pablo Hermoso de Mendoza, que sorteó un lote inaparente para el despliegue de su toreo de alta escuela, medio compuso una tarde donde las broncas, pitos y bocinazos arreciaron en los tendidos de los pagantes.