Los coletas tuvieron pocas opciones. Los de La Centinela saltaron complicados y hubo que aguantarles para descubrirles el fondo. Alfonso de Lima y Emilio Serna se llevaron una oreja al esportón.
(Textos y fotos de Juan Medrano Chavarría)
Como nunca antes las lluvias no cesan en Trujillo. Hoy el cielo amaneció entoldado y hacia las dos de la tarde se desencadenó un aguacero que de a pocos encharcó las calles y volvió a poner en vilo a la población de la otrora ciudad de la primavera. Es que en la semana cayó mucha agua. El fenómeno afectó casonas antiguas y cientos de viviendas de los asentamientos estuvieron a punto de colapsar. Ya se habla de la posibilidad de declarar en emergencia a la ciudad.
En tanto en Las Delicias, tradicional balneario ubicado a escasos kilómetros de Trujillo, la fiesta por el patrón San José lucía en todo su esplendor. Pasado el mediodía sonó el chupinazo, al estilo Fallas, con suelta de vacas. Y pasaditas las tres de la tarde se celebró el festival donde alternaron el español Emilio Serna y el peruano Alfonso de Lima, ante reses de La Centinela.
Previo al paseíllo se soltó la lluvia, que no escampó hasta cerca de las siete de la noche. La lidia de las reses se dio en aguacero y los toreros salvaron de sufrir algún percance por lo resbaloso del albero. El 1° fue para Serna, negro apretado de carnes que no se empleó en el capote, tardeó y arrolló la muleta del murciano, revolviéndose y arrancándose inesperadamente; fue de esos toros que queman muchas neuronas a los toreros, que requieren mucha paciencia, pasmo y oficio para entrarles en jurisdicción y mandarles.