La desastrosa feria 2013 pone en riesgo su subsistencia y el futuro de la plaza.
Por: Jaime de Rivero
N.R. Perú Toros publica el presente artículo enviado por el autor por considerarlo de importancia, buscaremos entrevistar al representante de la empresa gestora de Acho para su descargo.
La pésima feria que acaba de concluir, deja a la plaza de Acho en la mayor incertidumbre sobre lo que vendrá en adelante. Salvo la última tarde, todas fueron un fracaso como consecuencia directa de la mala gestión empresarial, que no cumplió lo ofrecido alimentando el rechazo general del aficionado que, impotente, vio esfumarse su dinero cada tarde.
Se ofrecieron toros y por el contrario, -casi en su totalidad- se lidiaron animales impresentables sin la edad, el peso, el trapio, ni las condiciones reglamentarias que la solera de la plaza merece. Además, hubo toros afeitados, corraleados y con hierros burdamente remarcados, entre otras violaciones al reglamento. Como guinda al pastel, campeó la mansedumbre descastada que terminó de fulminar cualquier expectativa. La afición quedó profunda y peligrosamente decepcionada, pues muchos -incluso los de hueso colorado- dudan en abonarse y regresar el próximo año.
Ganado impresentable para una plaza de primera categoría
El público ya no cree en la empresa, pero lo más dramático: los verdaderos aficionados están perdiendo devoción por la feria. Y es que no se puede ser cómplice de un fraude sistemático, tal como fue anunciado por el ex Canciller del Perú, el Dr. Fernando de Trazegnies, quién publicó un ejemplar artículo en la página de opinión de El Comercio, dando cuenta de las tropelías que se cometían en el aspecto ganadero.
Pero el malestar no es reciente. Se ha venido incubando en los últimos años de gestión de la familia Villafuerte que organiza la feria desde el 2007. Recordemos la muy mal presentada corrida de Roberto Puga del año pasado, la inexplicable contratación de Iván Fandiño a tres tardes, el reemplazo de figuras con diestros de menor jerarquía, la lidia de hierros inexistentes como Patrón Santiago y otras irregularidades, en permanente reincidencia. La reducción de asistentes registrada progresivamente en los últimos cuatro años, es prueba plena de una severa crisis de afición que ha tenido su punto de quiebre en esta feria, la peor de los últimos 30 años.
Cierto es que hace muchos años que se marcha a la deriva por falta de institucionalidad. La empresa organiza la feria desde la prepotencia, pues no tiene quien la controle. A la Beneficencia no le interesa nada más allá de recibir un cheque, mientras que la autoridad municipal hace décadas que no cumple su función y, además, es corruptible a centavos. En esta anarquía, la empresa gobierna todopoderosa y tiene carta blanca para cometer toda clase de atropellos que este año alcanzaron niveles inaceptables, principalmente, en la cuarta corrida en la que sin previo aviso, se prescindió de la ganadería anunciada en el abono, para colocar toros de cinco ganaderías distintas, incluyendo algunos ejemplares que aún no se conoce su real procedencia.
Aquí no hay excusas valederas. Ni la Beneficencia, ni la licitación retrasada, ni la autoridad ausente son justificantes del bochornoso espectáculo, por más salvavidas que sus leales allegados intenten lanzar. La empresa es responsable única y excluyente de todo lo que ocurre en el ruedo; ella es la que contrata a los toreros, compra el ganado, cobra una fortuna por las entradas y, sobre todo y todos: gana dinero y se enriquece cada año. Relevarla de su responsabilidad natural, o desviar la atención, es pura complicidad y encubrimiento.
5 ganaderías, 4 no anunciadas y 2 inciertas. La autoridad en Acho siempre ha estado a merced del poder. Por eso, utilizarla de "cabeza de turco" para echarle la culpa es ENCUBRIMIENTO y COMPLICIDAD con el que lucra.
Además, los problemas organizativos son irrelevantes para el consumidor que a cambio de su dinero espera que la empresa le entregue lo que le ofreció. Si no se tiene toros, no puede ofrecer corridas de toros. Así de duro y trágico. Si no está en condiciones de honrar el contrato, no debe tomar la plaza; o si sólo puede dar festivales, tiene que anunciarlo y así tratarlo. Pero trasladar los costos de su ineficiencia al aficionado, darle gato por liebre y enriquecerse con ello, es algo que nadie está dispuesto a tolerar. Y esa es la razón de la rabia que la gran mayoría hoy siente y la razón por la que se piensa en no volver más.
El público está harto del engaño, como muestra los numerosísimo comentarios que inundaron las redes sociales estas semanas. In extremis de la indignación, muchos han acudido al INDECOPI para recuperar el valor de la entrada, siguiendo la valiente campaña del bocinero de Acho y periodista radial, Juan Rondinelli “Cora Cora”, quien alertó de la reincidencia de la empresa que ya habría sido sancionada en los últimos años.
La indignación se expresó masivamente en las redes sociales
Como muchos, felicité públicamente a los Villafuerte por la magnífica feria del 2009, en la que con José Tomás y un audaz despliegue publicitario, elevaron a 4,000 los abonados. Pero al año siguiente mantuvieron los precios de José Tomás sin traer a José Tomás, y ahí nació el descalabro. No se tuvo capacidad para retener a la masa que la tomatosis condujo a Acho. Tras un contrato de cinco años (2006-2010) en medio de una bonanza económica sin precedentes en el país, la feria del Señor de los Milagros no es seria, integra, ni atractiva, y por eso los asistentes se han venido retirando a pesar de los figurones contratados, cuya presencia -hay que reconocer- es un mérito indiscutible de los Villafuerte.
El desastre que hoy vive Acho se explica fácilmente: un pobre espectáculo, precios astronómicos y abuso sobre el aficionado y más aún sobre el abonado.
”Solo en Acho verás a los mejores toreros”….. pero sin toros
Cierto es que en los últimos años se han visto los mejores toreros, más no toros. El espectáculo no puede sostenerse sin el rey de la fiesta. La empresa quizá no sepa que los aficionados también son abonados al canal 518 (Plus/Toros TV) y que siguen en directo las ferias de Sevilla, Madrid, Pamplona y Bilbao. Todos saben que es un toro – toro, por lo que pretender engañarlos en pleno siglo XXI, es sólo una anécdota surrealista, ya que ni por radio podrían hacerlo.
Para una afición que asiste a tan pocas corridas al año, el ganado es pieza angular; con cuatro petardos la gente no vuelve más. Y esto es lo que ha dejado esta feria.
En términos generales, el ganado fue joven, sin peso, trapio ni pitones. Con falsedad, las tablillas inflaron los pesos y anunciaron cosa distinta.
Toro N° 439 en el campo y ya remarcado en Acho.
Hierros similares de S.S.las Palmas y La Ahumada, salvo la corona que fue el burdo remarcado.
Toro N° 359 en el campo y en Acho ya remarcado.
La empresa -que está compuesta por toreros y ganaderos que saben lo que compran- adquirió toros impresentables, entre ellos, los de Juan Bernardo Caicedo.Es incomprensible que un ganadero de su prestigio, pueda enviar un deshecho de tienta a la plaza más antigua de América, y además, totalmente descastado.
El encierro de San Sebastián de las Palmas (¿Ahumada?) de la tercera corrida, fue un auténtico deshecho de corrales: feos, sin hechuras, fuera de tipo, bizcos, zancudos, brochos, gachos y sobre todo, mansos y descastados. Pareciera que estos animales fueron sobras vendidas a precio de carne, porque ni a propósito se podría escoger algo tan defectuoso. Unos auténticos "chotos indecentes" como acuñó el Dr. Carlos Bazán Zender en el diario Expreso, en donde todas las semanas libra batallas para imponer su decencia y veracidad, aprovechando el poco espacio al que lo tienen limitado para que no critique a la empresa.
Aquel día, también se anunció antirreglamentariamente un ejemplar de Caicedo, pero saltó un animal incierto con otro hierro en forma de “V” invertida, sin conocerse su real procedencia. La ganadería de Veracruz, también incluida sin previo aviso, no se encuentra registrada como ganado de lidia en Colombia y según fuentes expertas podría tratarse de astados traídos del Ecuador. La feria ha sido degradada y se ha convertido en una vergonzosa chacra, sin respeto al rito, al aficionado ni a la plaza.
Un "Caicedo" pero con hierro distinto (A) al de esa ganadería que está en la tablilla
La afición está cansada de La Ahumada, San Esteban de Ovejas y San Sebastián de las Palmas, ganaderías colombianas que pertenecerían al Sr. Carlos Roldan, y que han copado la feria durante la gestión de la familia Villafuerte. Veamos, este año de 26 toros anunciados, 20 pertenecían a este trío ganadero (77%); en el 2012, fueron 15 de 30 (50%); en el 2011, fueron 18 de 24 (75%) más la novillada de La Ahumada (80%); en el 2010, fueron 18 de 24 (75%) y en el 2009, fueron 12 de 24 (50%). Ni el mismísimo empresario Roberto Puga lidió tanto sus hierros mientras estuvo vigente la ley que obligaba a contratar 50% del ganado nacional. Norma que, al parecer, sobrevive subrepticiamente en beneficio de estas tres ganaderías colombianas.
Este privilegio no puede ser gratuito, menos si en Colombia existen hierros de superior bravura que podrían traerse y que, además, lidian en las plazas de primera. La preferencia sólo puede responder a una suerte de sociedad de la empresa con estas ganaderías. La empresa debe aclarar esto, pues en el supuesto de que continúen regentando Acho, seguirán trayendo estos tres hierros. Y no tendrían ningún interés para traer toros españoles que le quiten espacio al trió colombiano, por más declaraciones a la prensa que se esmeren en hacer. Mientras que en Acho se presentan Ahumadas infumables, a Venezuela se llevan toros españoles de Miura y Torrestrella, tras haber concluido el trámite que habilita la importación. Así estamos.
Precios, descuentos y reventa
Acho es la plaza más cara del mundo y lo es por varios cuerpos de ventaja; sus entradas cuestan el triple que las que le siguen. Una barrera en el Rimác alcanza S/.1,500 o 455 euros, mientras que en Las Ventas de Madrid (128 euros), la Maestranza Sevilla (150 euros) y Vista Alegre en Bilbao (156), que son las más importantes y en donde se lidia el toro más serio. En Las Ventas, la localidad más barata se cotiza en 5,20 euros en San Isidro, en Bilbao 12 euros y en Acho: ocho veces mas (de 64 a 90 euros). Desde que los Villafuerte tomaron la plaza, las entradas han subido 500%, sin que exista razón que lo justifique como bien ha precisado el periodista Fernando Salgado en un agudo artículo publicado en www.detorosenlibertad.com, señalando que en el 2007, la entrada más barata a Acho costaba S/. 70.
Precios de Las Ventas de Madrid 2013, con 18 soles se va a los toros.
En Lima con 215 soles, o sea, 12 veces más caro.
Ante el cómplice silencio local, la denuncia la hizo el periodista ManoloMoles a través de un noticiero del Canal Plus de España. Con la nota “Cobre a Precio de Oro” se calificó de vergonzosos los precios que cobra la empresa Villafuerte, precisando que se castiga a la afición “al quitarle la posibilidad de disfrutar de la fiesta popular”. El incisivo Paco Morahizo lo propio en “La otra puñalada a la fiesta”, artículo publicado en la edición impresa de la revista Aplausos de España, en que también abordó lo que ocurre en Acho.
No me opongo a que en sombra se cobre fuerte, siempre que en sol haya entradas accesibles a todos. Pero los precios actuales hacen insostenible la fiesta en el tiempo. La política de esta empresa pareciera ser “sólo va el que puede pagar”. Si es como suponemos, la plaza ha sido condenada a muerte. Se está aniquilando a los auténticos aficionado, quienes sostienen la fiesta en el tiempo, llenándola de neófitos que sólo tienen dinero y que mañana no estarán en los tendidos.
A los altísimos precios se le agrega el maltrato sin precedentes al abonado. Días antes de la novillada se remataron entradas a S/. 15, con el único requisito de portar un cupón del diario El Trome y para la primera corrida, se otorgó 70% de descuento para los miles de suscriptores de El Comercio. El año pasado también hubo descuentos para los socios de clubes, entre otros. El abonado que es el pulmón de la empresa, se siente timado e indignado cuando a su lado se sienta una persona que paga un tercio por el mismo boleto, por el sólo mérito de comprar un taboloide de S/. 0.50 céntimos. Ante esta falta de seriedad, los aficionados se preguntan con justicia ¿Para qué abonarse? Y si además, no se cumple lo ofrecido, nadie comprará abono el otro año. Terrible legado el que se deja.
Por si fuese poco, en las puertas de la plaza opera una industria de la reventa a menor precio que en la boletería. Un caso insólito en el mundo de los espectáculos, pues la reventa debe tener mayor precio para generar la ganancia del especulador. Pero en Acho, es al revés. Una entrada de S/. 1,000 se adquiere por un tercio de su precio en la calle. Una competencia desleal en las pasivas narices de la empresa, a pesar de que tiene varias herramientas para erradicarla –salvo que no lo quiera hacer- tales como: recurrir a INDECOPI; aplicar el artículo 15° del reglamento taurino con apoyo de la policía; replegarlos fuera de las rejas que circundan el coso; o hasta encargar el trabajo a los miembros de seguridad que tiene, envés de amedrentar a los aficionados que con todo derecho y razón protestan en los tendidos.
LA POBRE CATEGORIA QUE SE LE HA DADA A ACHO: BUSTO DE MANOLETE ARRINCONADO TRAS UN TENDERETE DE LICOR. FOTO 2: LA MISMA ESCULTURA BRILLA EN LAS VENTAS DE MADRID.
En resumen la crisis que se vive es por la informalidad en la gestión y, consecuentemente, el maltrato sistemático al aficionado y, en particular, al abonado. En Acho se han desafiado las leyes delmarketing, pues ninguna empresa ha prosperado con la política de atropellar a sus clientes.
El terrible resultado de esta feria no debe pasar por agua tibia. No estamos en los años 70 cuando la afición desbordaba en la ciudad, había mayor tolerancia y la prensa podía tapar todo con algunos billetes. Esto hoy no funciona; la prensa adicta ya no engaña a nadie. Un espectáculo que defrauda permanentemente a sus clientes está condenado a morir. Nadie quiere que pisoteen sus derechos como consumidor ni como aficionado. No se puede continuar aniquilando la auténtica afición que queda en la plaza de Acho. Se está destruyendo la feria.
El declive de la plaza no variará en tanto continúe prevaleciendo la informalidad, el incumplimiento, el fraude y la falta de respeto por la propia fiesta. Si no hay un cambio sustancial en la forma de hacer empresa y se parte del principio de respetar la integridad del rito como ha hecho Francia, el aficionado continuará retirándose de los tendidos de Acho y la feria quedará enterrada en muy corto tiempo con la plena complicidad de los que callan.