Junto al peruano Morenito de Canta tocaron pelo ante una voluminosa corrida de El Rocío y La Viña. El Toro-Toro puso la emoción y los toreros la cuota de valor. Fue el último festejo del año en honor a San Roque, patrono del antiguo y tradicional barrio de Santa Cruz de Cajamarca.
(Desde Santa Cruz, textos y fotos de Juan Medrano Chavarría, especial para Perú Toros)
El rumor era que estos toros redondos, con edad, apretados de carnes y de pitones cavernarios, eran los que inicialmente estaban reseñados para Chota y que el Senasa los intervino por asuntos de documentación. Lo cierto es que ayer en Santa Cruz saltó una auténtica corrida de toros que infundió miedo desde los corrales; pero que a pesar de su edad, -algunos frisaron los seis años o más-, tuvo toreabilidad y el corrido 5°, negro bien armado de El Rocío, un buen toro que fue bravo en el caballo, mostró raza en la muleta y tuvo muerte de bravo, sin buscar jamás el abrigo de las tablas. De tal suerte que lo demás quedó en manos de los de seda, quienes de acuerdo a su sapiencia, voluntad y oficio, sacaron o no partido de las condiciones de los morlacos para lograr satisfacciones o pegar la vuelta en desazón.