En julio muchos pueblos del Perú Profundo veneran al Apóstol Mata Moros. Lucanas, capital vicuñera del mundo, lo celebra con pompa y corridas de toros. El Portu paseó un trofeo en tarde donde los astados de la región no fueron generosos con los toreros. Enhorabuena para aquellos profesionales poco conocidos que con su enorme afición apuntalan la fiesta en los pueblos más impensados de nuestra geografía.
(Desde Lucanas, Ayacucho, textos y fotos de Juan Medrano Ch. Especial para Perú Toros y revista Fiesta Brava)
Bajando de Pausa por la hermosa meseta de Parinacochas al pie del Sara Sara, dejamos atrás Chumpi, Cora Cora, Puquio y recalamos en Lucanas, histórico pueblo cuna de leyendas y escenario natural de la reserva vicuñera más grande del mundo.
En las faldas del pueblo que prácticamente se cobija en el regazo de una gran ladera, se erige una preciosa plaza de toros fija construida en piedra con el concurso de cientos de comuneros que conservan sus sistemas de trabajo ancestrales basados en la cooperación mutua.
Aquel día del aniversario de nuestra independencia y bajo el calor seco de las serranías disfrutamos de una tarde de toros con reses de las ganaderías San Juan Bautista de Incuyo y de la región, que no dieron el juego necesario para que los toreros pudieran expresar su arte; que empeño y voluntad no les faltó, pero sin la materia prima todo queda en deseos y actitud para justificarse ante la gente, que cada temporada espera con mucha expectativa la llegada de su fiesta patronal para ver una corrida de toros.
Grata experiencia la de ver a toreros que tienen escasas oportunidades de lidiar ganado de casta, desbrozándose entusiastas con la ilusión de que por lo menos alguno les regale embestidas para matar el gusanillo. Allí estuvieron los novilleros Andrés Alfaro y Ángel Jiménez, toreros de buenas maneras que se dejaron ver a momentos, junto al portugués Diego Dos Santos y una cuadrilla de jóvenes banderilleros que apuntalan con su afición las cuadrillas que sacan adelante la fiesta de los toros por los pueblos más impensados de nuestra difícil geografía.
El Portu
Andrés Alfaro
Ángel Jiménez