En un impensado caserío de las alturas arequipeñas, disfrutamos de una gran tarde de toros. Paco Céspedes y Emilio Serna triunfaron tras el fragor del que salieron ilesos… Pero con los trofeos en la mano.
(Desde El Molino, Caravelí, Arequipa, textos y fotos de Juan Medrano Chavarría, especial para Perú Toros y la revista Fiesta Brava.)
Chala, al sur de Lima, es el punto de partida hacia el circuito de taurinísmos pueblos que cobran vida por el agua que baja desde las alturas parinacochanas, creando fértiles valles de paltas y frutales de exportación. Una de aquellas villas es El Molino, donde se levanta una singular placita de toros tejida y amalgamada en piedra, con una inmejorable afición que sabe, entiende y disfruta de los toros.
Allí recaló una terna de toreros que toparon con una sorpresa: toros encastados y propicios para el arte. Aunque algunos desentonaron, los que tuvieron casta fueron suficiente para armar el alboroto y la gente saliera contenta al ponerse el sol, allende el mar de Chala.
Céspedes hizo lo justo ante un ejemplar de Geldres, discreto de fuerzas y raza, cobrando los trofeos tras un estupendo estoconazo. El 4°, de Ibarra, fue un manso que no tuvo un pase. Emilio Serna pechó con el mejor lote de la tarde. El 2°, de Malapampa, iba humillado, con recorrido pero muy pendiente; había que llevarlo toreado y sometido. Emilio lo entendió y logró muy buenos momentos sobre ambas manos. Cuando la voltereta que lo hirió en la cabeza, el torero hizo honor a su estirpe y sacó raza para pasaportar al bicho. Paseó entre ovaciones y muestras de afecto y admiración los máximos trofeos. El 5° fue otro buen toro de Campo Bravo, al que el murciano hizo faena de trámite por la secuela de la golpiza.
Ángel Jiménez lo puso todo pero no le alcanzó para lograr un buen resultado artístico. El compromiso fue muy grande con el 3°, resolviendo tras fatigarse. El 6°, de Ibarra, resultó vivaz y orientadito; entre sombras no hubo mucho que apreciar.
Ficha. Jueves, día 16 de mayo. Plaza de toros del caserío El Molino, distrito de Quicacha, provincia de Caravelí, Arequipa.
Paco Céspedes (Obispo y oro) Estocada delanterilla y fulminante, dos orejas. Estocada desprendida y estocada desprendida, palmas.
Emilio Serna (Grana y oro)Estocada ligeramente desprendida, dos orejas y rabo. Estocada tendida y traserilla, pinchazo, descabello, palmas.
Ángel Jiménez (Azul rey y oro) Dos pinchazos y estocada desprendida, palmas. Estocada desprendida, silencio. (Este último ejemplar fue lidiado prácticamente en penumbras).
Paseíllo en la plaza de toros del Molino. Al fondo, los pedregosos cerros que dominan el paisaje.
Paquito Céspedes abriéndose de capa ante este ejemplar del señor Geldres, de Tarco, Parinacochas.
Que resultó justito de todo...
Que se empleó sin incomodar al torero norteño...
Que lo despachó de un certero estoconazo...
Cobrando las dos orejas.
Emilio Serna salió picado ante este ejemplar de Malapampa de Viraco...
Que acometía con casta...
Y metía la cabeza con clase y recorrido...
Logrando buenos momentos...
Pero el bicho andaba muy orientado y con temperamento, propinando severa voltereta al torero de Murcia...
Que resultó herido menos grave y auxiliado por sus compañeros.
Emilio volvió al fragor y se echó a matar por derecho para no dejar escapar el triunfo...
Que alcanzó a ley, enalteciendo de paso el toreo.
El novillero nacional Ángel Jiménez se descaró ante este encastado y correoso ejemplar de procedencia ecuatoriana, del señor Jaime Guevara...
Intentándolo con entusiasmo...
En muletazos aislados. Indudablemente al toro le hizo falta un puyazo y al torero más oficio. De todas formas resolvió.