A más de 3,300 metros de altitud, al pie de la Cordillera Oriental, hubo toros por la Santísima Virgen Santa Ana. David Gil fue el triunfador de la tarde.
(Desde Tambillo, Carabaya, Puno, Juan Medrano Ch. Especial para Perú Toros)
Un lugar
impensado, por lejano y olvidado, es Tambillo, centro poblado del distrito de
Ituata, provincia de Carabaya, en el corazón del altiplano puneño, cuyos
habitantes viven de la explotación aurífera y en menor escala de la crianza de
camélidos sudamericanos.
Las
celebraciones por Santa Ana se prolongaron durante cuatro días, en aquel
caserío que prácticamente es una quebrada entre cerros moteados de ichu y
vegetación de pastoreo. Por estos lares se dan toros y muchas corridas. En
Tambillo la placita es una hechura de la cultura milenaria que los incas
dejaron por estos frígidos parajes. Un redondel virtualmente tejido en piedra y
engarzado pieza a pieza por la férrea voluntad de los hombres que habitan estas
solitarias punas.
Hasta aquel
paraje fueron David Gil, Fernando Roca Rey y el venezolano Antonio Ramos, para
brindar alegrías a los poblanos. Fue una corrida picada por El Toto, en un
caballito con el que había que estar muy firme y abrigado a tablas para no
tumbarse. Las reses fueron de Checayani, 1°, 2°, 3° y 6°; buenos pero justos de
fuerzas el 1° y 6°; de Rural Alianza, 4°, que tuvo pases pero rajadito, y Campo
Grande, 5°, (de la región), lidiable pero huidizo...