Ovación y silencio para Pascual Javier; y frialdad del público con un entregado Flores, silenciado en sus dos turnos
Fuente: Aplausos
El novillero madrileño Alberto López Simón ha paseado la única oreja en la desangelada primera novillada del abono fallero. Se lidió un encierro de Javier Molina que, si bien contó con hasta cuatro ejemplares de ciertas opciones por su movilidad, adoleció de clase en líneas generales. Ante ellos, Pascual Javier tiró de tesón y Sergio Flores mostró buenas maneras, especialmente con su primero, aunque el público, frío con el mexicano, silenció sus dos labores.
6º) Cerró plaza otro novillo deslucido, que embistió descompuesto, sin clase y que apenas tuvo recorrido. Ante él, López Simón mostró de nuevo la cara más entregada de su tauromaquia, jugándose la voltereta con un afán encomiable. Volvió a echar mano de los desplantes y el toreo efectista en el epílogo de su faena y despenó al novillo de pinchazo y estocada. Palmas.
5º) El torito que hizo quinto -cuajado y con las puntas por delante- fue el más deslucido del festejo: descompuesto, soso y desclasado, hizo estrellarse al mexicano Flores, que llevó a cabo un esfuerzo baldío. Con la cara suelta y siempre por arriba del palillo del torero, el de Molina no dio ninguna opción de lucimiento. El azteca lo lidió con decoro y lo mató de media estocada. Silencio.
4º) Puso todo de su parte para agradar Pascual Javier en el cuarto, otro novillo que se movió aunque sin demasiada clase. Se mostró corajudo dentro de sus posibilidades el torero que, sin ser ningún esteta, empleó las armas de la entrega y el tesón para intentar calentar los tendidos. Ejecutó un final de trasteo más encimista y, tras una serie de manoletinas, mató de pinchazo y estocada casi entera. Silencio tras aviso.
3º) Estrecho de sienes y con sus finas puntas tocadas hacia arriba, el colorado tercero fue otro ejemplar manejable en el último tercio. López Simón, que dejó una bonita media en el saludo capotero, inició la faena de muleta en los mismos medios de la plaza con derechazos ejecutados con las dos rodillas en tierra. Lástima que las frecuentes pérdidas de manos del novillo deslucieran en parte la labor del madrileño, que estuvo presidida por la entrega y el valor en series por los dos pitones en las que, a veces, abusó del novillo. Los desplantes finales y la efectiva estocada caída con la que finiquitó al animal desataron la petición de oreja. Oreja.
2º) Muy buena sensación causó Sergio Flores con el segundo, otro manejable novillo de Javier Molina con más movilidad y duración que verdadera clase en sus embestidas. El mexicano, que manejó bien el capote de salida a la verónica, rivalizó en quites con López Simón y, muleta en mano, exhibió firmeza de plantas e ideas claras en una resuelta labor fundamentada en ambos pitones. Terminó con ajustadas bernadinas y el fallo con la espada redujo el premio a un frío silencio. Silencio tras aviso.
1º) El castaño primero fue un novillo manejable. A pesar de ser muy castigado en varas dejó hilvanar faena a su matador, Pascual Javier, que anduvo esforzado y tesonero en series por ambos pitones instrumentadas con muletazos de uno en uno. Al de Molina, mironcito, le faltó fijeza y al novillero un punto mayor de acople con la condición del utrero, que fue despenado de pinchazo y estocada. Ovación con saludos tras aviso.
Ficha.
Valencia, 12 de marzo de 2012. Novillos de Javier Molina, justos de clase aunque manejables y con movilidad en distintos grados salvo los deslucidos quinto y sexto. Entrada: Un cuarto.
Pascual Javier: Ovación con saludos tras aviso y silencio tras aviso;
Sergio Flores: Silencio tras aviso y silencio; y
López Simón: Oreja y palmas de despedida.