Ponce, silenciado con un lote sin opciones; Saldívar, aguerrido pero sin resultados
Fuente: Aplausos
Sebastián Castella ha protagonizado los mejores pasajes del octavo festejo de la feria de Fallas. El palco le negó un merecido trofeo en su segundo en un espectáculo deslucido por el juego de los toros de Zalduendo. Ponce y Saldívar fueron silenciados.
6º) Al sexto le faltó un punto más de entrega pero fue un buen toro y, mientras se movió, dejó que un valiente y firme Saldívar le bajara bien la mano en varias series diestras. El mexicano alargó en exceso su labor con el consiguiente enfriamiento del público. No anduvo fino con la espada. Palmas tras aviso.
5º) El quinto, como el tercero, sacó feo estilo embistiendo. Genio y nula clase en el zalduendo, y temple y valor en Castella. El francés, firme y corajudo, no se dejó tocar los engaños en casi ningún momento pero, a pesar de ello, el animal, que sí tuvo al menos movilidad y duración, nunca mejoró su condición. La faena fue a más y, tras una estocada corta muy defectuosa y descabello, paseó una oreja. Vuelta al ruedo tras aviso y petición.
4º) El segundo de Ponce, de buenas hechuras y acodada cornamenta, mostró buena condición de salida pero se intuía que estaba al límite de las fuerzas y la emoción. El valenciano, que brindó al público, intentó dar confianza al animal, que fue en el último tercio noble pero muy soso y descastado. Nunca rompió el toro, a pesar de los tiempos que entre muletazo y muletazo dio el de Chiva, que atacó más en la segunda parte de su tesonera pero larga e infructuosa labor. Incluso sonó un aviso antes de que matara de pinchazo y estocada tendida. Silencio tras aviso.
3º) El primero de Saldívar fue un toro que sacó genio y soltó la cara en cada acometida. Tuvo su punto de mansedumbre y fue absolutamente ayuno de clase. Con semejante material el mexicano, que arrancó en los medios con una pedresina, un cambiado por la espalda y varios estatuarios, no pudo templar y, salvo tres naturales limpios que tuvieron importancia -en el último de ellos tragó lo suyo al hilo del pitón, donde el toro ve- no dio con el secreto del temple en una faena muy venida a menos. Silencio tras aviso.
2º) El segundo fue un buen toro, que humilló, tuvo fijeza y se desplazó bien por los dos pitones. Quizá le faltara un punto más de transmisión y dar un pasito más en los muletazos finales de cada serie, pero aun así dejó que Castella, que arrancó por alto sentado en el estribo -el pase del desdén final fue precioso- toreara con templanza, sobre todo por el pitón derecho. El final de faena, con un arrimón de escalofrío, calentó al público. Mató de pinchazo hondo en buen sitio y tuvo que utilizar el descabello. En su turno de quites, Saldívar toreó por ceñidas chicuelinas y, tras rematar el quite, perdió la cara al toro y a punto estuvo de ser volteado. El mexicano viene arreando… Ovación con saludos tras aviso.
1º) El zalduendo que abrió plaza fue un manso de solemnidad. Ponce, en terrenos de tablas, tiró de técnica y se inventó una faena en la que los pasajes más destacados llegaron en un par de series diestras en las que acertó a taparle la cara al toro para ligar los muletazos sin solución de continuidad. Por un momento pareció que el milagro iba a ser posible, pero su labor no llegó a cobrar vuelo por la deslucida condición del animal. No manejó con tino la espada y fue silenciado. Silencio tras aviso.
Ficha.
Valencia, 17 de marzo de 2012. Toros de Zalduendo, bien presentados y deslucidos salvo el buen 2º. 1º) Manso. 2º) y 6º) Manejables. 3º) y 5º) Con genio, desclasados. 4º) Soso, parado, noble, descastado. Entrada: Lleno. Se desmonteró tras parear al segundo Javier Ambel.
Enrique Ponce: Silencio tras aviso en ambos;
Sebastián Castella: Ovación con saludos tras aviso y vuelta al ruedo tras petición y aviso; y
Arturo Saldívar: Silencio tras aviso y palmas tras aviso.