lunes, 5 de marzo de 2012

EMOTIVA Y CLAMOROSA TARDE FUE LA REAPARICIÓN DE PADILLA EN OLIVENZA

Por: Enrique Amat V.
Fotos: Daniel Ochoa
  
El matador de toros jerezano Juan José Padilla volvio ayer a los ruedos en la plaza extremeña de Olivenza. Cerca de cinco meses después del gravísimo percance que sufrió en Zaragoza el pasado mes de octubre, que le costó entre otras lesiones la perdida del ojo izquierdo, reapareció en medio de una gran expectación. 


Se vistió en el hotel Heredero de esta ciudad y eligió para la ocasión un terno verde esperzanza y oro con adornos de hojas de laurel. La plaza se llenó hasta la bandera colocándose el cartel de no hay billetes y teniéndose que retrasar el paseillo cerca de un cuarto de hora hasta que los aficionados pudieron acabar de acomodarse en los tendidos.

El espada jerezano tuvo que saludar tras acabar el desfile de cuadrillas, para responder a las ovaciones y tras ser aclamado a los gritos de "torero, torero". El toro de su reaparición fue Trapajoso, un ejemplar marcado por el número 53 de pelo mulato chorreado y que dio en la báscula un peso de 480 kilos. Parado y a la defensiva, su juego resultó muy deslucido. 

Padilla lanceó a la verónica, quitó por delantales y chicuelinas, y clavó tres pares de banderillas, el trecero al violín. Brindó la muerte del toro a los doctores que le atendieron en Zaragoza, Carlos Valcarreres y García Perla, y supo buscarle las vueltas a su oponente al que mató de una estocada casi entera, siendo premiado con una oreja.

Como consecuencia de la emoción del momento, su padre, Pepe Padilla, tuvo que ser atendido en la enfermería tras sufrir una lipotimia en el callejón, desde donde seguía el festejo.

Se recuperó y volvió al callejón, donde su hijo le brindo la muerte de su segundo, al que tras saludar con una larga de rodillas, banderilleó alternando con sus compañeros de terna. Volvió a lucir con la muleta y fue premiado con otra oreja que le permitió abrir la puerta grande. Le acompañaron en esta tarde Morante de la Puebla y José María Manzanares, quienes también tocaron pelo.

Por su parte, Enrique Ponce actuó por la mañana en esta misma plaza, donde vestido de tabaco y oro, cortó una oreja del cuarto del festejo que, como sus hermanos, lució el hierro de Zalduendo. Alternó con Antonio Ferrera y Cayetano.