Después de pegarle dos muletazos al toro de Sebastián Castella,
fue retirado a fuerza de la plaza, llevado a la comisaría del Rímac y horas
después puesto en libertad. Pero no es la primera vez que se lanza de
espontáneo; ya lo hizo en un festejo preferial del 2004…
Por dónde
entraste a la plaza…?
Compré mi entrada en la fila 9, asiento 41 del tendido 15…
Y los
trastos, cómo los introdujiste…?
La tela de la muleta la escondí en una almohadilla, de aquellas
que se usan como asiento; el estaquillador lo acomodé en mi casaca y el ayudado
en el pantalón… Simulé cojera y así evité la revisión de los encargados de
seguridad de la plaza.
Cuál fue el
motivo que te empujó a lanzarte…?
En primer lugar fue para protestar por la falta de oportunidades
al torero nacional, pues ningún matador de toros peruano pelea un puesto ni
defiende su sitio. En nuestro caso, los novilleros tenemos escasas opciones de
torear, y menos en Acho.
Qué
sensación experimentaste al estar frente al toro de Castella…?
Fue una sensación única, sumamente emocionante, pues no sólo se
trata de saltar al ruedo, sino de llegar al toro, salvando muchos obstáculos.
Gracias a Dios pude llegar y darle dos muletazos al toro de Castella, una
figura del toreo.
Pero tu
acción va contra el espectáculo…
Lo sé, pero para mí es lo mejor que me ha pasado en la vida, el
mejor recuerdo que me llevaré…
Crees que
el haberte lanzado de espontáneo cambiará tu suerte en el toro...
Pues espero que sí. Sé que tengo cualidades, estoy preparado y
ojalá me tengan en cuenta. La temporada que viene espero torear en las plazas
del norte.
Algunos
dijeron que te maltrataron los de seguridad de la plaza…
Para nada, nadie me maltrató, pues en la plaza todos me conocen.
En la comisaría los policías tomaron mi manifestación y luego me dejaron ir.
Eso fue todo.